Semana

Orto-escritura: De la eñe a la zeta, visto por Bruno Rosario

Orto-escritura: De la eñe a la zeta, visto por Bruno Rosario

(2 de 2).-

Seguimos con la publicación –segmentada- de la disertación del doctor Bruno Rosario Candelier durante la presentación del libro “De la eñe a la zeta”, autoría de María José Rincón, miembro de número de la Academia Dominicana de la Lengua y correspondiente de la Real Academia Española. Lo que sigue son palabras de Rosario Candelier:

La energía de la lengua se manifiesta a través de una triple savia que, como “la sangre del espíritu”, según el decir de Miguel de Unamuno, alienta el poder de la creatividad a través de la palabra.

Hay una savia de la lengua, y el primero en identificarla en la cultura occidental, a la que pertenecemos, fue el antiguo pensador presocrático Heráclito de Éfeso, cuando intuyó que los hablantes tenemos un don altamente luminoso, y a ese don le llamó Logos, el Logos de la conciencia, porque ese sabio griego entendía que ese don era una energía sagrada que identifica y enaltece a los seres humanos.

Concibo ese singular aliento del espíritu como la savia primordial, que entraña la esencia de la lengua en virtud del Logos que recibimos al nacer, porque viene desde el principio, cuando se nos da ese talento enaltecedor, el Logos que permite reflexionar, intuir, hablar y crear.

María José Rincón González participa también de la segunda savia que transmite de un modo natural la virtud fecundante de la lengua, a la que llamo la savia patrimonial, que nos da la lengua castellana.
Los hablantes de esta hermosa lengua mediante un conducto especial a través de nuestro cerebro recibimos esa savia ancestral que nos inyectan las voces castellanas. Le llamo savia patrimonial porque viene de la raíz de nuestra lengua, que recibimos los hablantes de la lengua española en cualquier lugar del mundo donde nos encontremos.

Nuestra académica participa de un modo privilegiado de ese aliento patrimonial, no solo porque naciera y se criara en la ciudad andaluza de Sevilla, donde fue amamantada con la savia patrimonial de nuestra lengua, sino porque se compenetró entrañablemente con la savia de la lengua castellana, y eso lo manifiesta ella de una manera profunda y elocuente en este libro que hoy presentamos, y, desde luego, en todo lo que ella escribe sobre “los dos idiomas”, el español peninsular y el español dominicano.

Hay, además, una tercera, a la que llamo savia cardinal, que es la virtualidad operativa de las palabras que nos transmite una lengua determinada en un país específico.
El español dominicano nos hace partícipes de esa savia cardinal desde el momento en que nuestras madres nos amamantan en nuestra infancia y nos acurrucan en nuestros balbuceos que imitamos de sus voces para transmitirnos el afecto y el habla que va conformando en nuestra mente el genio de nuestra lengua, y con el troquelado afectivo y espiritual de su lengua y su amor recibimos esa savia cardinal que nos enlaza a nuestra lengua, a nuestra historia y a nuestra cultura.

El impacto de dicha savia nos permite compenetrarnos con la esencia que nos distingue, con la idiosincrasia que nos identifica y el talante que nos hace hablantes de una variante idiomática hermosa, rica y fecunda.

Esas tres savias inherentes en la energía de nuestra lengua han renacido luminosamente en María José Rincón y ella las ha canalizado creadoramente en esta obra que resalta la importancia de conocer cabalmente nuestro medio de comunicación y creación para enfatizar el estudio de nuestra lengua y el cultivo de las letras de manera que sintamos la dicha de hablar la variante dominicana de la lengua española y nos compenetremos intelectual, afectiva y espiritualmente con la savia de nuestra lengua, a la que Rubén Darío llamara “sangre de Hispania fecunda” en uno de sus poemas.

Cuando Mariano Lebrón Saviñón hablaba de los “pechos henchidos de nuestra lengua” se refería a ese saber idiomático que comunica nuestra habla para expresar lo que somos, para identificarnos con nuestra idiosincrasia cultural, para canalizar nuestro talento y nuestra creatividad en función de la palabra, como lo plantea la palabra, como lo concita la palabra y como lo plasma María José Rincón González con preparación, amor, sabiduría y devoción.

El Nacional

Es la voz de los que no tienen voz y representa los intereses de aquellos que aportan y trabajan por edificar una gran nación