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Pamela convierte su sueño en realidad

Pamela convierte  su sueño  en realidad

El año pasado finalizados los Juegos Centroamericanos y del Caribe de Barranquilla, Colombia, los medallistas de karate, que exitosamente participaron en ese certamen, visitaron este diario.

La frase utilizada por uno de los miembros de la redacción deportiva sirvió de motivación e inspiración para que una de las atletas diera uno de los saltos cualitativos más altos para un competidor dominicano que recuerde la historia de las contiendas olímpicas.

“Gané medalla de bronce en Colombia y uno de aquí (de El Nacional), dijo ¿y el bronce es medalla? y la verdad es que eso me dolió y a partir de ahí me propuse una meta más alta”, comenta Pamela Rodríguez, una de dos karatecas dominicanas que conquistó presea de oro en las competencias de kumite de los pasados Juegos Panamericanos de Lima, Perú.

Rodríguez, una morena de recia contextura física que combate en la categoría de +68 kilos, señala que la experiencia, el aprendizaje y la dedicación fueron las razones que posibilitaron que apenas un año pudiera ir de un tercer lugar en una justa regional al primero en un certamen continental.

“Tengo que agradecer el empeño puesto por los entrenadores Antonio Vólquez, Yunieski Silverio, Tony Mesa y Carlos Valdez, quienes han jugado un rol importante para mí”, reconoce.

Nativa de Villa Altagracia, San Cristóbal, Pamela también da mucho crédito a Santiago Pérez (Jorge) el entrenador que la inició en este arte marcial cuando contaba con nueve años de edad.

“No recibía nada de nadie y él era el único que me ayudaba”, señala la atleta que hoy es miembro de la Fuerza Aérea Dominicana y ha ganado la medalla de oro en las últimas cuatro ediciones de los Juegos Deportivos de las Fuerzas Armadas y la Policía Nacional.

“Estuve en la selección juvenil en el 2010 y luego de estar un par de años fuera, regresé al equipo superior en el 2014”, dice la hija de Eustaquio Rodríguez y María del Carmen Ogando.
Pamela, la cuarta de tres hermanas (Claudia, Yanilsa y Yanibel) resalta que ganar esa medalla ha significado mucho para ella, su familia y su pueblo.

“Fue como un sueño. No lo terminaba de creer. Estaba confiada en que ganaría, pero una cosa es lo que a uno le pasa por la mente, tus planes, etc y otra es la realidad”, agrega, y a seguida dice que “mis hermanas son cristianas y siempre se mantuvieron orando por mí. Esta medalla se la dedico a Dios”.

Resalta que en Villa Altagracia la recibieron con todos los honores, que el pueblo se siente muy orgulloso de ella y que las autoridades le entregaron las llaves de la ciudad.

La próxima meta de la karateca de 23 años es mantener el nivel alcanzado en Lima y lograr la clasificación para los Juegos Olímpicos del próximo año en Tokio, Japón, un evento en el que por primera vez la disciplina que más lauros ha dado al país en el nivel panamericano, ha sido aceptada en el calendario olímpico.

Pamela, como toda joven, fuera del karate hace su vida social normal, gusta de ver series de Netflix, especialmente cuando son de acción o científicas.

Dice que se toma una que otra cerveza, pues ella no es evangélica como sus hermanas, pero que no pasa de ahí y que le encanta la música, especialmente la balada, merengue, bachata y dembow, aunque no es de mucho bailar porque es vergonzosa.

Rolando Guante

Columnista especializado en béisbol, baloncesto y voleibol con más 30 años de experiencia, escritor de Reporte de las Mayores en El Nacional. Orgullosamente de Haina.