Opinión

Periodismo y el poder

Periodismo y el poder

José Antonio Torres

En un momento en el que este oficio, el mejor del mundo, coincido con el Gabo, y aunque presionado por las transformaciones tecnológicas y de manera sutil por algunos estamentos de poder, no deja de ser grandioso.
Aunque reconocemos lo complicado que es mantener un periodismo limpio en una sociedad como la nuestra; unos por las mismas condiciones labores en que se desenvuelven y otros por temores.

Sin embargo, en uno u otro caso siempre se debe reivindicar el rol de un periodismo más libre, valiente y crítico ese que es más necesario que nunca en República Dominicana.

La mejor manera de lograr que la corrupción, la indolencia en la gestión pública, la incapacidad, la injusticia y la impunidad terminen por imponerse es estigmatizar el ejercicio del periodismo y pretender reducirlo a la condición de simple instrumento de información.

La única arma con la que contamos los periodistas para mantener a raya a los engreídos, poderosos y arrogantes, es una prensa libre, lúcida, culta, eficaz, independiente. Sin ese contrapoder, la libertad, la democracia, la decencia, son imposibles.
El reconocido comunicador Jorge Ramos, señaló en una ocasión que los periodistas se equivocan cuando creen que basta con contar la verdad sobre un hecho, porque ahora los lectores reclaman más.

Esa observación indica que estamos obligados a tomar partido en temas fundamentales como la discriminación, racismo, corrupción, ambiente, derechos y pobreza.

Los periodistas debemos aprender de los fracasos y frustraciones, sin olvidar el papel que debemos desempeñar con gallardía como contrapoder y guardián de la sociedad. Me atrevo a plantear sin temor a equívocos que los conflictos entre el poder y el periodismo deben mantenerse por el bien del país.

Y no es que falten motivos suficientes para criticar la labor periodística que se hace desde los medios, pero el debate que debe convocarnos es el que apunte hacia la preservación de la diversidad como una característica irrenunciable del periodismo.

El Nacional

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