Editorial

Perspectivas

Perspectivas

El cuadro descrito por algunos economistas torna las perspectivas para 2013, más que promisorias, inciertas, mayormente por el impacto de la reforma tributaria que entrará en vigencia a partir del martes próximo,  y que podría desatar protestas sociales, así como por otras variables que incidirán en la actividad económica. Todavía los pronósticos pueden diferir, pero al menos la cautela es común entre dirigentes empresariales y muchos otros sectores.

Las buenas señales que ha dado el Gobierno en materia de austeridad y transparencia no son suficientes para despejar un panorama sobre el cual, además de factores internos, también gravita un difuso entorno internacional. La posibilidad de una recesión en Estados Unidos, la crisis en Europa y hasta el estado de salud del presidente venezolano Hugo Chávez plantean las más variadas interrogantes.

Ni siquiera el hombre de la calle visualiza las perspectivas con optimismo o sin reservas. En cualquier lugar la pregunta que aflora es, como si se transmitiera de boca en boca, ¿qué pasará en este país a partir de enero? Y esa inquietud refleja, sin que nadie se llame a engaño, que el panorama no está claro.

Por el monto de la deuda pública, que ronda los 26 mil millones de dólares, a muchos especialistas les preocupa el déficit por 70 mil millones de pesos, porque tendrá que ser conjurado con más préstamos, que contempla el Presupuesto por 530 mil millones de pesos, a pesar de que consigna el 4% para la educación preuniversitaria. No es lo único que habrá que buscar si se toma en cuenta que el año próximo también vencen créditos por 76 mil millones de pesos.

El hecho de que por tercer año consecutivo descienda el crecimiento de la economía puede confirmar los vaticinios sobre las dificultades que se registrarán en 2013. Todavía entre en operación la Barrick Gold hay quienes afirman que de todas formas se reducirán los ingresos a través de las exportaciones. Las remesas y el turismo estarán muy sujetos a los desenlaces de las crisis en Estados Unidos y en Europa.

A pesar del cuadro, es posible que el Gobierno cuente todavía con algunas cartas bajo la manga. Una reducción más drástica del gasto, sobre todo en lo que respecta a los grandes sueldos y las pensiones de lujo, muchas inmerecidas, así como acciones más concretas en la batalla contra la corrupción le ganarían mucho respaldo, a tal punto como para trocar el pesimismo en optimismo.

Se trata, de hecho, de la señal que han reclamado por lo menos sectores empresariales para crear un panorama más promisorio para 2013. Con todo y el impacto de la reforma tributaria en la vida económica y en el estado de ánimo de la población.

El Nacional

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