Santo Domingo.-Seguir el buen camino y poner en ejecución las “buenas enseñanzas” de sus padres fueron pilares en el éxito como deportista de Plácido Polanco.
Y son esas mismas prácticas, que emplea en su diario vivir, las que le permiten llevar una vida apegada a las normas elementales de un ciudadano ejemplar, luego de su retiro como pelotero profesional.
Esa combinación de buen atleta y ciudadano íntegro inclinaron la balanza para que los miembros del Pabellón de la Fama del Deporte Dominicano lo eligieran para la inmortalidad deportiva.
Polanco fue exaltado el pasado domingo 10, junto con otros nueve notables dominicanos que alcanzaron la cúspide del deporte, incluyendo a los propulsores Bolívar Vargas Candelario y Roosevelt Comarazamy, José Núñez, Alfonso Soriano, Luis Lin Ju, Eneida Pérez, Claudine García, Máximo -Tepo- Tapia y Jorge Amparo, quienes también fueron exaltados.
“La llegada al Salón de la Fama ha sido algo muy especial para mi familia. Es una inmortalización que se la debo, en primer lugar, a mis padres al guiarme por el buen camino y enseñarme los actos pequeños de disciplina, del buen comportamiento y del respeto”, expresó Plácido el día de su exaltación.
Aseguró que el domingo 10 de este mes fue “uno de los días más especiales” de su vida. Su mejor campaña la tuvo en el 2007 con el uniforme de los Tigres, cuando logró su único año de 200 hits (justamente 200) y su mayor average al bate, con .341, actuando en 142 partidos y visitando el plato en 587 oportunidades, una cifra tope en su carrera.
El expelotero de Grandes Ligas tuvo como edecán a su padre Crescencio Polanco García, como gratitud al hombre que no sólo lo condujo por el camino correcto como progenitor, sino por ser la persona que le enseñó a jugar la disciplina que hace una semana lo encumbró a la gloria del deporte nacional.
“Agradezco a mis padres porque siempre me dijeron desde muy niño que los pequeños actos de disciplina, llevados a cabo en el día a día, nos llevan a grandes logros que se ganan a través del tiempo y yo creo que hoy es uno de ellos. De igual manera, a mi esposa porque ha sido mi compañera en todas las aventuras, por apoyarme y también por dejarme saber cuándo yo estaba equivocado, sobre todo por su compañía y por su amor”.
Como hombre agradecido, Plácido también tuvo palabras de elogio para Manuel Mota, el expelotero dominicano que fue una “pieza clave para yo ir a los Estados Unidos a estudiar” y para dos leyendas del béisbol de liga mayor como los dirigentes, Jim Leyland y Tony La Russa, “por enseñarme tanto del béisbol”.
Recordó sus primeros pasos en la Liga Mercedes y a los entrenadores que trabajaron con él, así como la ayuda recibida de su coach en la Universidad de Miami, Steve Burn.
Ajeno a todo
Aunque Polanco tuvo una buena carrera dentro del béisbol, admitió que estaba ajeno a la posibilidad de que fuera llevado a la inmortalidad.
“No estaba al tanto de la situación, ni siquiera sabía que estaba nominado. Para mí familia fue una grata noticia y ahora es un honor inmenso para todos, que agradezco a Dios por dotarme del talento y la salud para jugar este deporte por tantos años libre de lesiones y sin escándalos dentro y fuera del terreno, por librarme de tantas tentaciones porque me preocupé por poner en práctica toda la disciplina que me inculcaron mis padres”, sostuvo.
Afirmó que nunca se sintió satisfecho, cada vez que conseguía un logro como deportista. “Siempre estaba tratando de aprender y sacar provecho de las adversidades”.
Pedido a jóvenes
Polanco pidió a los jóvenes poner empeño a los retos que tengan por delante y jamás pensar en el fracaso. “Lo importante es que tengan un corazón fuerte y una voluntad férrea para alcanzar sus objetivos, que combinen ambas cosas con trabajo, disciplina, dedicación. Nunca pongan la mirada a los que dicen que no se puede. Si hacen las cosas correctamente, pueden tocar el cielo”.
Plácido Enrique Polanco Romero, de 44 años de edad (Santo Domingo, 10 de octubre de 1975), sigue ligado al béisbol como parte del staff de desarrollo de peloteros de los Dodgers de Los Ángeles.
En números
149 juegos sin error
En 2007 estableció un récord de Grandes Ligas para segunda base al jugar 144 juego seguidos sin cometer errores, estableciendo el récord 13 de agosto. Su racha y récord terminó en 149 partidos.
Un apunte
Casi .300 de promedio
Un promedio privilegiado de .297 y más de dos mil hits conectados son la principal carta de presentación de Polanco. Sus 2,141 imparables y los casi .300 de promedio colocan a Plácido entre la élite en dichos departamentos, entre los jugadores dominicanos que han tenido carreras de estrellas en liga mayor.
