El movimiento talibán volvió a alzarse con el control de Afganistán con la caída de Kabul, la capital, y la huida al extranjero del Presidente.
Vuelven las interrogantes con la conquista del poder del movimiento terrorista, que había saltado a la palestra tras los siniestros atentados del 11 de septiembre de 2001 en Estados Unidos.
Después de capturar en poco más de una semana las capitales de 23 provincias, incluyendo Kandahar y Herat, que son la segunda y la tercera en importancia, era cuestión de horas la caída del Gobierno.
Justo cuando Estados Unidos inicia la retirada de tropas, el movimiento terrorista ha vuelto a colocar el mundo a las expectativas con una victoria que hace dos décadas se veía lejana por la dispersión de sus dirigentes.
Afganistán no ha conocido la estabilidad desde la intervención armada de Estados Unidos para desalojar del poder a los talibanes, que entonces eran dirigidos por Osama bin Laden, asesinado en Pakistán. En los últimos tres meses los insurgentes se habían hecho con el control no solo de 23 capitales, sino de 140 centros de distritos y casi 10 cruces fronterizos. Ahora tienen el control del país.
