Editorial

¿Por qué?

¿Por qué?

El asesinato a balazos ayer de un fiscal que participaba en el allanamiento en una  casa del municipio Santo Domingo Oeste constituye un suceso tan trágico como insólito porque   fue perpetrado por un individuo en presencia de oficiales y agentes policiales a los que el jefe de la institución acusa de incurrir en extrema negligencia.

Omar Alvarez  cumplía con una orden de requisa al apartamento de Charles Núñez García, quien una vez  detenido y esposado pidió  ir al baño a tomar un medicamento contra la diabetes, pero retornó con una pistola con la que asesinó al  representante del Ministerio Publico.

Ninguno de los oficiales ni alistados que acompañaban al  malogrado fiscal repelió la agresión, a pesar de que el sujeto disparó 15 veces hasta que el  arma se encasquilló, por lo que  el calificativo de negligencia  extrema dado por el mayor general  José Armando Polanco Gómez resulta insuficiente.

El asesino del fiscal Alvarez tenía en la azotea de su  casa,  en el sector de Herrera, 38 becerros, 15 chivos y 13 gallinas, por lo que vecinos se querellaron  en decenas de ocasiones ante  la Fiscalía de la provincia Santo Domingo,  sin que ninguna fuera atendida hasta que un juez  ordenó el allanamiento que culminó en la tragedia.

Aunque se afirma que el  fiscal adjunto incurrió en exceso de condescendencia al autorizar a los agentes policiales  retirar las esposas ya colocadas sobre las manos del asesino, resulta inconcebible que ningún agente repeliera la agresión a tiros que perpetró al salir del baño.

Tampoco se entiende  por qué ninguna autoridad competente prestó atención a 117 denuncias o querellas, la mayoría por estafa, interpuestas  contra un mismo  individuo, que por demás  es un oficial retirado, que sin dudas  gozaba de  algún tipo de protectorado en algunas instancias policiales.

La tragedia  que todos lamentan obliga al procurador general de la República a  disponer el estricto cumplimiento del protocolo  que ha de emplearse al momento de  detener a un ciudadano, que incluye colocarle esposas que no pueden ser retiradas hasta  cumplir cabalmente la orden de conducencia.

No será fácil entender por qué las autoridades permitieron  que un oficial  retirado convirtiera su vivienda en corral de animales, a pesar de 117 denuncias en su contra y por qué un contingente policial no respondió la agresión en el momento  en   que el sujeto  asesinaba a balazos a un fiscal adjunto. Eso hay que investigarlo.

El Nacional

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