¿Hacia la integración?
Carlos Álvarez (Chacho), secretario general de la Asociación Latinoamericana de Integración (Aladi) acaba de expresar un sentimiento que expresa la percepción regional en materia de integración: “La creación de organismos lo que nos juega es una especie de heteroglífico (diversidad de siglas y letras, dg) que nadie entiende y en cambio de aportarnos profundidad nos aporta confusión”.
El alto funcionario de la Aladi no vacila en afirmar que en la región impera la percepción de que “tenemos muchos organismos y proporcionalmente poca integración», agregando que el mercado latinoamericano es débil porque registra un solo 20 por ciento de comercio intrarregional, lo que lo hace todavía más vulnerable a las oscilaciones externas. Téngase presente que en la región Asia Pacífico éste supera el 50 por ciento.
Un dato importante que permite observar el grado de inserción de la economía regional dentro de los flujos del comercio mundial viene dado por el predominio de las exportaciones de materias primas no procesadas industrialmente, realidad que mantiene a los países latinoamericanos y caribeños en un alto grado de dependencia respecto de los vaivenes de los mercados internacionales.
Así lo dijo el máximo ejecutivo de la Aladi: «Ninguno de nuestros países quiere ser un país dedicado solamente a la producción primaria y en la región nos vendemos manufactura. El patrón de inserción comercial de la región es bastante similar. Todos nuestros países le venden al mundo productos sin elaborar, materia prima».
A lo dicho precedentemente se agrega la falta de una persistente voluntad política que sume fuerzas sociales, actores económicos públicos y privados en la búsqueda de propuestas y acciones integracionistas que reduzcan las asimetrías (diferencias) existentes entre las diversas estructurales económicas de la región, así como para aunar esfuerzos en la búsqueda de las diversas formas de participación dentro de la cadena internacional de creación de valores productivos.
Se ha dicho que las diferentes ideologías y las distintas políticas económicas que se implementan en la región no han permitido concretizar una integración completa, ignorándose en este criterio la incidencia de intereses político-económicos extrarregionales que gravitan sobre la inserción de los países latinoamericanos y caribeños dentro de los flujos internacionales de la producción, el comercio y los capitales.
En el desempeño de la economía regional gravita mucho el contexto externo debido al alto grado de dependencia de los vínculos productivos, comerciales y financieros con Europa, China y EE.UU., lo que significa que ante cualquier caida en las importaciones (compras) por parte de esas grandes economías se genera un impacto adverso en las exportaciones las economías latinoamericanas y caribeñas.
Pero en medio de un entorno económico externo cargado con serios nubarrones sobre el comercio y la paz mundiales la región debe fortalecer la voluntad política expresada en la creación y consolidación de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac) para así avanzar en la impostergable integración económica.