Con la prevención no se cumple con el principio de la medicina, sino que se evita la propagación de enfermedades contagiosas y en consecuencia la congestión de los hospitales.
Los buenos resultados de que ha dado cuenta con esa práctica el Ministerio de Salud Pública son para que se fortalezcan los esfuerzos todavía más.
Tareas tan simples como lavarse las manos, consumir agua potable y una higiene adecuada de los alimentos y de los espacios han evitado la propagación de enfermedades propias de la región.
El ministro de Salud Pública, Víctor Atallah, puede sentirse satisfecho de los índices de la vigilancia epidemiológica, gracias a medidas puntuales, pero sin bajar la guardia. La falta de orientación no puede ser un factor para que la población se exponga a enfermedades prevenibles. Saberlo no basta, sino se toman las medidas aconsejables.