¿Qué Pasa?

Profesores podrían padecer síndrome de Burnout

Profesores podrían padecer síndrome de Burnout

Las muchas responsabilidades y las funciones que tiene de modo simultáneo como: planificación, desarrollo de contenido, estrategias, tareas, reunión de padres, asuntos académicos administrativos y la atención a los niños en lo académico y emocional con el fin de ofrecer una educación de calidad, son parte de los factores que podrían provocar que profesores de diferentes áreas y niveles sufran de lo que profesionales de la psicología llaman el Síndrome de Burnout.

Así lo afirma Patricia Liranzo, psicóloga del Grupo Profesional Psicológicamente, quien define el Burnout o desgaste laboral como ‘un síndrome tridimensional caracterizado por agotamiento emocional, despersonalización y baja realización personal, que puede ocurrir entre individuos que trabajan en contacto directo con personas.

“Si a esta amplitud de funciones se le suma una experiencia como la pandemia que como suceso estuvo en sus inicios caracterizado por una alta incertidumbre, miedo, aislamiento social y una modificación sustancial del modo de vida de la población, así como del proceso de aprendizaje-enseñanza desarrollado en las instituciones educativas que se transformó de lo presencial a lo virtual y con un corto lapso de tiempo para el ajuste y la adaptación; entonces se puede afirmar que los docentes dominicanos pudieran estar presentado el síndrome de Burnout”, agregó. Liranzo detalla que este síndrome incluye las condiciones del contexto laboral que aportan o no al desempeño de la persona que trabaja.

Por esto se afirma que el Burnout es un problema de salud y asociado a la calidad de vida laboral.

Se define como un tipo de estrés grave que ocurre entre los elementos externos laborales y los aspectos internos particulares de los y las personas, produciendo así una gran tensión que termina manifestándose en cansancio extremo, falta de motivación, y descontento principalmente.

Explica que este cambio significativo, es generador de un gran estrés, pues muchas escuelas públicas y privadas tuvieron que entrenarse en plataformas virtuales que no conocían, articular su planificación anterior a la modalidad virtual además de establecer nuevas rutinas de trabajo desde sus hogares que ameritaron cambios en la estructura del hogar, y evidenciaron la desigualdad social ya conocida que se muestra abrumadora especialmente en el ámbito de la educación pública.

“Trabajar desde el hogar, consumiendo energía eléctrica, internet bajo el costo del maestro, así como unas condiciones de infraestructura, espacio y sonido no apropiadas, ni cómodas, no solo generó dificultades de orden económico para el docente, sino que les hizo experimentar angustia y malestar continuo.

Además de que la carga laboral se incrementó pues se invierte mucho tiempo en cumplimentar formularios, informes y sistematizar las evidencias de los aprendizajes y de los procesos administrativos en el formato virtual”, expresó la profesional.

Los horarios de los profesores no se asumen ya que tanto estudiantes como padres acceden a él por las distintas vías disponibles, con manifestaciones de que si es mucho material, que si es poco, que si se les fue la luz; por lo que el docente además de todo necesita de más de un dispositivo, por si ocurren fallas.

Patricia Liranzo afirma que en ese sentido es fundamental que desde las organizaciones educativas se estructuren programas de autocuidado que ayuden al docente a gestionar mejor la nueva carga y el reto laboral actual del cuerpo docente dominicano.

La psicóloga menciona la frase de Escardó “Cuidar nuestro fuego para que nos ilumine sin quemarnos”.

UN APUNTE

Síntomas comunes
Todas las problemáticas y nuevos procesos mencionados producen en el conjunto docente: agotamiento, despersonalización y reducción del logro personal. De ahí que puedan desarrollar:

Síntomas físicos: dolores de cabeza, de cuello, de espalda, problemas del aparato locomotor, complicaciones en el sistema digestivo, alteraciones en el sueño y del apetito, problemas cutáneos y mayor vulnerabilidad a todo tipo de enfermedades.

Síntomas de comportamiento: ausentismo laboral, impuntualidad, baja productividad y eficiencia, disminución del entusiasmo al trabajar, falta de iniciativa y constancia en las tareas de equipo, poca participación o no inclusión en proyectos.

Síntomas psicológicos: desmotivación, decaimiento, desgano, estado de amargura, sensación de vacío, deterioro emocional y del autoconcepto, negativismo ante la vida y ante los demás, culpa.