Opinión

Progreso claroscuro

Progreso claroscuro

Me lleno de asombro y espanto cuando recorro las calles del Gran Santo Domingo y observo imágenes tan particulares que provocan cuestionamientos sobre el progreso socioeconómico que hemos experimentado desde los años ochenta hasta la fecha. Hay veces que dudo de todo, en otras ocasiones siento que el bienestar es absolutamente relativo, razón por lo cual opté por casarme con la ley sobre la relatividad. Nada como valor absoluto acepto.

¿Recuerdan la portada de la primera edición del libro de Juan Bosch sobre la composición social dominicana? Es una fotografía de una barbería improvisada, en cualquier calle o rincón: una persona está recortándole el pelo a otra. Hoy sigo viendo lo mismo en distintas partes del Gran Santo Domingo, y me río.

No obstante, hay que reconocer que la ciudad jamás es el mismo respecto a la que vimos en los ochenta ni aún aquella de los noventa.

¿Será que tenemos a un cuerpo humano muy bien vestido pero hambriento, desnutrido?
Es obvio que hay una gran movilidad social, pero la clase media pende de un hilo tan fino que inmediatamente dejó de percibir cualquier ingreso de uno o del segundo de sus empleos (porque la clase media, en su mayor parte, vive de un sueldo fijo), su estatus comienza a experimentar pérdidas pero igualmente con el aumento en los precios de bienes y servicios.
Nuestro país requiere de un gran plan nacional de desarrollo

La situación de la pequeña y mediana empresa es la misma en treinta o cuarenta años. Tampoco hemos crecido. Es una actividad productiva pero inestable. Tal vez hay algunas empresas medianas.

No hay en el inventario nacional típica gran industria o empresa. Y esto a juzgar por el número de empleados y su capital de trabajo. El desarrollo microempresarial es otra cosa. En cualquiera de los renglones hay mucho de economía de subsistencia, tal cual se hablaba hace unos años en relación a la economía agropecuaria.

Nuestro país requiere de un Plan de Desarrollo Nacional, con definiciones claras. Quizás algo así como un Plan Operativo Anual (POA) de la Estrategia Nacional de Desarrollo, y si lo hay, pues mis felicitaciones por tenerlo tan escondido que lo creíamos nulo. Lo que hemos logrado o alcanzado a la fecha hay que buscarle algún mecanismo aunque sea para encajar en una de esas frases internacionales, como “desarrollo sostenible” o “economía sustentable”.

El Nacional

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