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Orlando Gómez

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La República Dominicana tiene un potencial ferroviario que en gran medida no se ha utilizado. Hasta los esfuerzos más recientes, el Estado dominicano se ha concentrado en hacer una realidad una línea ferroviaria que conecte a la ciudad de Santo Domingo con Santiago de los Caballeros, proyecto que parece estar avanzando con apoyo del Banco Centroamericano de Integración Económica. Entiendo que ese esfuerzo debe ir un poco más allá.

Recientemente el Estado se ha embarcado a impulsar a nuestro país como un hub logístico en las aduanas y puertos, el desarrollo ferroviario en nuestro territorio pudiera ser enfocado en ese mismo objetivo sirviendo de enlace terrestre al flujo de cargas marítimas desde el norte y sur de la isla.

Con ese enfoque, la actual propuesta para un tren de carga y pasajeros desde Santo Domingo y Santiago con una extensión hacia el puerto de Haina, debería considerar una línea, especialmente de carga, que se extienda desde el Puerto de Manzanillo y otra desde Puerto Plata que se encuentren en Santiago, se extienda hacia Santo Domingo y esta a su vez extienda una línea sur que cruce por Haina hasta el Puerto de Barahona y una hacia el este que llegue hasta la Romana y conecte con el Puerto de San Pedro de Macorís.

El objetivo debe ser por un lado reducir la demanda interna de transporte terrestre de carga pasando una parte significativa de este hacia la red ferroviaria, lo que en el largo plazo tenderá a reducir los costos internos de bienes y el transporte, así como el consumo de combustibles de carga. Por el otro lado se debe considerar establecer una logística para la recepción y despacho de mercancías desde el norte y sur de la isla utilizando la interconexión como un elemento importante de su funcionamiento.

La implementación por fases puede aprovechar los avances y logros logísticos que derivarán de la implementación de la ruta Santo Domingo-Santiago con su conexión al Puerto de Haina que hasta ahora ya viene considerando el Estado. La mira a largo plazo debería ser habilitar el norte de la isla como foco logístico para las rutas desde y hacia el Golfo de México, Norte América y el Atlántico, mientras que el sur lo sea para Panamá, el Mar Caribe y América del Sur, interconectadas por la red ferroviaria que atraviese la isla.

La visión de establecer un hub logístico para el transporte marítimo en la República Dominicana debería considerar ver su alcance de forma expansiva en todo el territorio nacional, y la creación de una red ferroviaria que se extienda por los principales puertos del país es parte de esa logística, la cual pudiera ser auxiliada en su sostenibilidad económica por el componente de transporte de pasajeros entre las distintas ciudades que quedarían conectadas por esta red como ya viene siendo considerado en la conexión Santo Domingo-Santiago.

De esta forma la iniciativa puede ser aprovechada para no solo atraer más negocios desde afuera, sino para reducir costos hacia adentro.