Tenemos la solicitud de personas que leen lo que escribimos, que en la mayoría de las veces son temas históricos, que hablan de un pasado no muy lejano. En una de las últimas columnas que escribimos hablábamos de la Patria chica del autor, que es la Provincia de Montecristi; aunque no nacimos allí llegamos a vivir a la edad de 9 años, a la ciudad de Montecristi y a las fincas Bananeras de la Grenada Company, de la División Berlanga: allí crecimos hasta terminar la escuela primaria en la Cruz de Palo Verde, en la que fuimos el primer alumno que se graduó en esa escuela y más tarde, la secundaria o bachillerato en la Escuela de Montecristi.
Soy dominicano de pura cepa, pero debo repetir que mi patria chica es Montecristi, en donde están guardados los recuerdos inolvidables y eternos de nuestra vida. Aunque ahora, realmente, los que nos preocupa, es un gobierno sin autoridad ni capacidad, para dirigir a un pueblo como el dominicano.
¿Hacia dónde vamos? En la realidad de la vida el problema más serio que tiene la República Dominicana en este momento es el problema “haitiano”; en relación a eso hemos escrito mas de 100 artículos o columnas en diferentes periódicos e inclusive un libro que va a su 5ta edición , que tiene el titulo de “Haití y la República Dominicana: un origen y dos destinos”, y esa preocupación no ha dejado de crecer porque cada día que transcurre, la incapacidad del gobierno del Partido Revolucionario Moderno, ha desorganizado totalmente el territorio del país, por encima de que hemos calificado al pueblo dominicano como un país “pequeño, hermoso, productor, rico y valiente”, por la naturaleza y la fertilidad de sus suelos, situación que le ha dispensado una simpatía extraordinaria entre los pueblos hispanoamericanos.
Este gobierno no ha podido organizar ni siquiera el tránsito de vehículos, comenzando por los motores, que según informan autoridades son mas de 3 millones 500 mil, sin incluir en ellos a los automóviles, camionetas, los vehículos pesados, las guaguas de transporte público, que tienen a la ciudadanía profundamente atemorizada y que no toman en cuenta las declaraciones y quejas que se hacen públicas en todos los medios de comunicación, periódicos, televisión, emisoras de radio, y que día tras día ocasionan la muerte no solamente de niñas y niños, sino también de jóvenes y adultos. Ahora se suma ese desorden cientos de vendedores en triciclos conducidos por haitianos mujeres y hombres que no respetan nada, absolutamente en nada, hacia donde se pueden dirigir los vehículos y no vehículos y en qué dirección se pueden recorrer las calles.
Este desorden que estamos denunciando se manifiesta en las oficinas de las Instituciones del Estado, ministerios, y todas las dependencias escolares y particularmente en las tres grandes carreteras que comunica a la totalidad de nuestro pueblo, como son la Autopista Duarte hacia el corazón de la isla hasta Montecristi, la Carretera Sánchez por la región Sur hasta Barahona, y por el Este la Carretera y Autopista Mella.
Que preocupación tiene nuestro pueblo por la incapacidad manifiesta del gobierno que dirige los destinos y la reiterada situación de estar llevando a las funciones públicas, a la mayoría de persona mujeres y hombres, que la mayoría no tienen experiencia de ningún género, con un comportamiento que lleva hacia un destino funesto si se puede señalar ese término. ¡Qué desorden!.