Por: Pedro P. Yermenos Forastieri
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A propósito de mi participación como comunicador en el programa radial El Matutino Alternativo, asistí a la conferencia de Nick Vujicic, un especial motivador que nació desprovisto de sus extremidades y, pese a ello, ha convertido su vida en fuente de estímulo para tantas personas, la mayoría de las cuales no les falta nada, al menos físicamente.
No obstante, mi interés principal giraba en torno a comprobar si el conferencista llegaría, en sus motivaciones, más allá de lo ostensible, de afirmar, aun sin decirlo de esa forma, insinuándolo, “miren, es difícil estar peor que yo y, sin embargo, he podido, en consecuencia, no hay razones para que ustedes no alcancen lo que se propongan”.
Quiero dejar establecido que basta su presencia ante tantos escenarios, testimoniando sin ningún tipo de temor, para valorarlo como un gesto extraordinario y significativo. Pero él tiene condiciones para trascender esa circunstancia y dotar sus participaciones de mayores fundamentos y, por eso, de mayor potencialidad para incidir en los demás. En eso debe trabajar. De quedarse solo en mostrarse y exponer su caso, se va a agotar pronto y eso sería lamentable.
El es un gran comunicador, con facilidad para mantener su auditorio interesado; dotado de recursos histriónicos que maneja con destreza. Sus mayores méritos radican, a mi juicio, en que ha alcanzado la difícil capacidad de reír de su propia situación. No se proyecta como alguien que ha estado inmune a la desesperanza, al contrario, confiesa que estuvo a punto de suicidarse y fue capaz de sobreponerse. Defiende la fortaleza familiar como el activo mayor que se pueda tener y prioriza ese patrimonio por encima de los recursos materiales.
Su mayor equivocación consiste en una excesiva y peligrosa ponderación de la afirmación de que querer es poder. De eso no ser contextualizado, puede convertirse en una fuente generadora de frustraciones, porque no es cierto que siempre se pueda por el solo hecho de quererlo. Razonar de esa forma ha sido una imposición de quienes pretenden entronizar la falsa idea de que las condiciones siempre están dadas para que a partir de un esfuerzo individual, todo sea posible.
Es innegable que las potencialidades personales y el arrojo que se posea pueden superar muchos obstáculos, pero las limitaciones económicas, sociales, con todo lo que de ellas se deriva, solo son excepcionalmente trascendidas. Eso hay que hacerlo entender, para que los anhelos siempre tengan sentido de la realidad.

