POR: Rafael Ciprián
rafaelciprian@hotmail.com
Sicarios y sociedad
La existencia de los sicarios es tan antigua como la de las prostitutas, y se remonta a épocas que se pierden en la noche de los tiempos. El sicario es la persona que mata por encargo y a cambio de una compensación económica o de bienes previamente acordados con su contratante. El sicario es un asesino a sangre fría. El hecho que realiza es considerado por las ciencias jurídicas penales como asesinato u homicidio agravado. Nadie está libre de caer en el ámbito de acción de un sicario.
En la sociedad de consumo, el sicario se justifica a sí mismo en los antivalores que se proyectan por los medios de comunicación de masas. Y lo hacen con tanta frecuencia como para convencer de la legitimidad de esos criterios.
Recuerden que una mentira repetida hasta el cansancio termina creando en la mente una imagen de cosa natural, necesaria y verdadera, para las mayorías que reciben ese bombardeo. Si alguien tiene dudas de esa realidad, que les pregunte a los asesores de imagen y de campaña de los políticos electoreros o a los creativos y ejecutivos que dirigen la publicidad de las compañías tabacaleras y de bebidas alcohólicas.
Todos los sicarios actúan por la necesidad de ganar dinero rápido y con un aparente mínimo de esfuerzo. Se caracterizan por no sentir ningún respeto por la vida humana, incluyendo la suya. Se saben despreciados por la sociedad y buscan la manera de vengarse de ella a través de sus crímenes. Al principio, como es lógico y natural, sobre todo en su primera y segunda ejecución, sienten un desgarramiento espiritual que los lleva a la depresión. Pero pronto se recuperan y le cogen el gusto a matar. Se sienten pequeños dioses que juegan a quién vive y quién muere.
Muchos piensan que el sicario es un idiota o una persona que no tiene formación. Están equivocados. Todo sicario tiene un grado de inteligencia superior al promedio y hasta interiorizó la creencia de que debe luchar contra el mundo, porque el mundo lucha contra él. La experiencia en su vida diaria le refuerza esa opinión. Sabe que las injusticias sociales le negaron el acceso a otras oportunidades de desarrollo en su vida. Y se resiste a aceptar la realidad en que se desenvuelve.
Ciertamente, así es. En nuestro país siempre se ha matado por encargo. Las actuaciones de los sicarios han sido por razones políticas, económicas y sociales. Lo novedoso es que la prensa de hoy los identifica con claridad.
El sicariato, que es la práctica de los sicarios, ha sido para Latinoamérica un verdadero dolor de cabeza. Colombia sacó la más alta nota en este sentido. El narcotraficante Pablo Escobar usó de manera intensiva los servicios de sicarios. Los asesinatos pagados estaban a la orden del día en las calles de Medellín y otras ciudades de la patria del genio de la literatura mundial, Gabriel García Márquez.
Los sicarios son escorias profesionalizadas de la sociedad de consumo. Y, sin lugar a dudas, tienen sed de venganza social.