El interés de Estados Unidos en la supuesta apatridia de haitianos como resultado de la sentencia 168-13 del Tribunal Constitucional ha vuelto a evidenciarse como una intromisión en los asuntos internos.

Dar seguimiento a los denunciados casos de dominicanos “despojados” de su nacionalidad por su descendencia de haitianos ilegales fue citado como una de las prioridades de su misión por la recién designada embajadora Robin Bernstein.

Pero como si fuera poco, varios congresistas estadounidenses trataron con el presidente Danilo Medina la naturalización y nacionalización de haitianos y sus descendientes.

La propia embajada de Estados Unidos fue la que informó sobre los temas, además de señalar que la delegación legislativa estuvo integrada por Ivette Clarke y Hakeen Jeffries, demócratas de Nueva York, y Stacey Plaskett, de Islas Vírgenes.

El encargado de negocios de la embajada estadounidense, Robert Copley, acompañó a los congresistas durante el encuentro con el gobernante dominicano.

Ya antes el funcionario se había entrevistado con el procurador general de la República, Jean Alain Rodríguez. No dejó de llamar la atención la reunión de la comitiva con el presidente del Constitucional, Milton Ray Guevara, así como con representantes de la sociedad civil.

La presencia de John Woods, profesor de leyes, y otros miembros sugiere que la comitiva estaría interesada en tratar denuncias específicas. Cierto o no, lo evidente es el carácter injerencista de Washington en los asuntos internos.