El PLD, que tras perder el poder ha sido víctima de masivas deserciones y reducción de espacio político, se reestructura para convertirse en una fuerza decisiva en la batalla electoral. Antes que perder la fe y rendirse ante las adversidades, sus principal líder Danilo Medina estimula a sus dirigentes a trabajar por el fortalecimiento de la organización y a mirar el panorama con optimismo.
Después del último torneo electoral, en que devino en una tercera fuerza y se quedó sin representantes en el Senado, el PLD no la ha tenido fácil. Por distintas razones dirigentes históricos han emigrado a su hermano carnal Fuerza del Pueblo, del expresidente Leonel Fernández, o al PRM, su némesis político. Pero en la elección de los titulares de 38 secretarías, Medina ratificó que hay PLD. Y tal vez como parte de una estrategia para captar más la atención del electorado el PLD baraja la posibilidad de que el candidato presidencial para los comicios de 2028 pueda ser electo desde este mismo año.
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El PLD sabe que para reincorporarse no puede relegar su reestructuración interna ni perder tiempo en asuntos intrascedentes. Además de su poderosa estructura organizacional el PLD cuenta con muchos dirigentes que en el pasado proyectaron imagen presidencial. Como político ducho, Danilo Medina está consciente de que el partido tiene, para recuperar su espacio, que abandonar la travesía del desierto y reinsertarse con todos sus recursos en el escenario político. No tiene otro camino.