La ciudad de Santo Domingo, metrópolis por excelencia de la República Dominicana, ha sufrido grandes transformaciones desde que se concibió como una provincia con diferentes municipios. En el caso particular del Distrito Nacional, su creación como municipio permitió que desde el poder municipal, se atendiera exclusivamente su territorio, y desde el Poder Ejecutivo, se invirtieran en distintas obras, principalmente viales, de acorde a las necesidades de la sociedad capitaleña del momento.
La realidad de la capital hoy en día es mucho más compleja. Su densidad poblacional y dinamismo económico han colapsado (para bien y para mal) el Distrito Nacional. De esa misma forma, muchos capitaleños han decidido migrar a otras ciudades del país, como es el caso de Punta Cana, buscando mejor calidad de vida.
Ante esa realidad, este gobierno, al igual que la gestión de la actual alcaldesa, Carolina Mejía, han buscado diferentes soluciones y alternativas para una ciudad cuyo crecimiento económico y dinámica social han permeado la calidad de vida del ciudadano. El tránsito es quizás el principal dolor de cabeza, de ahí se extrapolan otros dolores.
Las medidas que recientemente haejecutado el gobierno del presidente Abinader para mejorar la situación vial del Distrito Nacional, fueron recibidas con escepticismo por gran parte de la ciudadanía. Lo cierto es que el plan “RD se mueve” se basa en estudios técnicos de primera categoría. Hoy es una realidad palpable que los cambios en los giros a la izquierda en algunas avenidas han disminuido el tráfico y facilitado la circulación. Esperemos los datos oficiales y también ver si la tendencia continúa cuando regresen las aulas.
Por otro lado, cuando el gobierno anunció la renovación de la concesión de Aerodom con Vinci Airports, expresó que los recursos anticipadosirían para distintas obras de infraestructura, incluyendo la solución vial a la República de Colombia con avenida los Próceres.
Las autoridades han anunciado su propuesta para dicho proyecto. Independientemente del reclamo legítimo de ciudadanos que expresaron su rechazo a que se tocara el Jardín Botánico, y luego la afirmación del Presidente de que no se intervendría el mismo, el tráfico en esa zona es insostenible. Debe ser una prioridad no solo gubernamental, sino ciudadana y política, que ese espacio vial tenga una intervención.
Durante años, gobiernos anteriores asumieron también posiciones difíciles pero necesarias para transformar Santo Domingo. Necesitamos seguir reimaginando nuestra ciudad. El populismo mediático y digital no puede desterrar a los millones de ciudadanos que conviven en la capital de una mejor calidad de vida.
Por: Orlando Jorge Villegas
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