La Revolución de Abril, episodio histórico del que hoy se cumplen 57 años, constituyó la más contundente muestra de adhesión, respeto y sacrificio por la democracia y la libertad ofrecida por un pueblo que padeció por más de tres décadas el oprobio de una tiranía sin ejemplo.
Desde el momento mismo del ajusticiamiento de Rafael Leónidas Trujillo se escenificaron en cuarteles, poltronas políticas y nichos económicos, variados intentos por restaurar la dictadura aun sin el sátrapa.
El pueblo dominicano pudo vadear esas aguas de impureza y concurrir por primera vez en 30 años a elecciones libres y limpias, en las que la mayoría escogió a Juan Bosch como presidente constitucional de la República, cuya gestión borraría para siempre los nubarrones de la opresión.
Apenas siete meses de ejercicio democrático, Bosch fue derrocado y malogrado el anhelo de un pueblo de ejercitar libremente sus derechos, pero esta vez afloró en una emergente oficialidad, en la juventud y en la clase trabajadora la firme convicción de producir un retorno inmediato a la constitucionalidad.
El estallido de una revuelta cívica militar, el 24 de abril de 1965, para restaurar la democracia conculcada se convirtió 4 días después en una guerra patria, a causa de la intervención militar de los Estados Unidos, bajo el inefable pretexto de que la revolución tenía raíces comunistas.
Más de tres mil combatientes murieron sin que se lograra el propósito de retornar al malogrado modelo democrático garantista de derecho y libertades, aunque quedó claro que frente a cualquier atisbo de tiranía, los dominicanos seguirían el ejemplo de Duarte y los trinitarios.
Presentes y futuras generaciones deben saber que la Revolución de Abril tuvo su génesis en la determinación de un pueblo de impedir que sus anhelos de democracia y libertad fueran de nuevo conculcados con el miserable golpe de Estado del 25 de septiembre de 1963.
La democracia dominicana guarda perenne deuda de gratitud con los hombres y las mujeres, civiles y militares, encabezados por el coronel Francisco Alberto Caamaño, que ofrendaron sus vidas por la libertad y la soberanía. ¡Loor a los héroes y mártires de abril!
