Lo revelado por el superintendente de Pensiones, de que más de la mitad de los inscritos en el Sistema de Pensiones son cotizantes inactivos, revela la compleja situación del sector laboral, que experimenta un sostenido giro hacia la informalidad, sin que se apliquen políticas para incorporar esa mano de obra a la seguridad social.
El arquitecto Joaquín Gerónimo ha dicho que de dos millones 669 mil 917 afiliados al sistema, sólo un millón 240 mil 431 son aportantes que figuran dentro del Régimen Contributivo, que abarca a todos los asalariados del sector formal.
Más de la mitad de la población económicamente activa desenvuelve sus actividades productivas dentro de la informalidad, sin que la Superintendencia de Pensiones u otra institución relacionada con la seguridad social los asista o ayude a organizar la posibilidad de acceder a un retiro digno.
Aunque Gerónimo considera ineludible impulsar la vigencia del Régimen Contributivo Subsidiado, que ayudaría a trabajadores independientes a ingresar al régimen de Pensiones, ha incluido como causa de la desproporción entre afiliados y cotizantes a una situación de evasión y elusión en los compromisos de pagos de la seguridad social, denuncia grave respecto a una recurrente infracción penal.
Se sabe que gran parte de la actividad económica y de la generación de empleos descansa en una informalidad empresarial y laboral, pero es inconcebible que esa masa de aportantes al Producto Interno Bruto, en su mayoría continúe excluida de los sistemas de pensiones y seguridad social.
Se sabe que el Gobierno procura impulsarla por vía de acceso al crédito de la micro, pequeña y mediana empresas, pero un Estado organizado debería procurar que todos sus ciudadanos dispongan de garantía de salud, cesantía laboral y retiro digno, por lo que urge que se ponga en marcha el Régimen Contributivo Subsidiado, puerta de ingreso del sector informal a la seguridad social.
Los fondos del Sistema de Pensiones que totalizan más de 186 mil millones de pesos serían casi duplicados en el mediano plazo, si las autoridades encaminan planes concretos para asociar a la economía informal a los afanes de organización social, porque comprobado está que ese sector lidera la producción de empleos y se erige como gran aportante en la producción de bienes y servicios.
Los datos referidos a la enorme masa de ciudadanos que figuran como aportantes pasivos al régimen de pensiones, deberían servir de clarinada al Gobierno para que voltee rostro hacia el sector informal, motor y dinamo de la economía dominicana.

