Que República Dominicana fuera elegida por la Fifa (Federación Internacional de Fútbol Asociado) como sede del Mundial Femenino Sub-17 es de por sí un acontecimiento y un reconocimiento.
El fútbol, aunque cuenta con un creciente número de aficionados y con una liga, es todavía un deporte en expansión o secundario por estos predios. Más aún el femenino. La inauguración de la Copa Mundial Femenina de Fútbol Sub-17, que comenzó ayer y se extenderá hasta el 3 de noviembre, representa un gran impulso aquí para el deporte más popular del mundo.
República Dominicana cuenta no solo con buenas instalaciones, sino con un clima social y político que garantizan la celebración sin ninguna suerte de contratiempos del auspicioso torneo.
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El mural con que se promueve la copa, donado por el Central Romana y auspiciado por el Ayuntamiento del Distrito Nacional y la Dirección General de Proyectos Estratégicos y Especiales de la Presidencia (Propeep), resalta el colorido y la diversidad del gran evento internacional.
La entrenadora del conjunto dominicano, Betzaida Ubrí, había expresado que entre las jugadoras había felicidad, ansiedad y deseo de competir en un torneo que está llamado a proyectar de la manera más positiva la buena imagen del país.
El Mundial Femenino es también otra oportunidad para fomentar no solo el fútbol, sino las prácticas deportivas que ya tienen un luminoso símbolo en la velocista Marileidy Paulino.