Editorial

Sin proselitismo

Sin proselitismo

En medio de los avatares de la campaña electoral, por demás cargada de tensiones y golpes bajos, hay que anotar un punto al ministro de Cultura por su decisión de prohibir cualquier tipo de proselitismo que pueda contaminar un evento como la Feria Internacional del Libro.

No es lo usual en una nación en donde los actos oficiales suelen convertirse en trampolines  y  las instituciones no guardan la forma ni escatiman recursos para promover los candidatos del partido en el poder. En una nación, en definitiva, donde todo se politiza.

El libro y la cultura deben ser los grandes protagonistas de un evento que debe tener entre sus grandes objetivos estimular y fomentar la lectura, una de las principales fuentes tanto para el regocijo espiritual como para producir conocimiento y que, de acuerdo con diferentes sectores, ha mermado considerablemente.

Como resultado del descenso en los índices de lectura, aunque no sea el único factor, el negocio del libro se ha resquebrajado, a tal punto que muchas librerías tradicionales son especies en extinción o están a punto de cesar sus operaciones. Uno de los casos más dramáticos es el de la legendaria librería La Trinitaria.

La Feria del Libro cuenta con muchos recursos para convertirse en una fiesta de la cultura. Bajo ninguna circunstancia se puede tolerar que la actividad sea utilizada por los partidos políticos para promover a ninguno de los candidatos para las elecciones del 20 de mayo.

De acuerdo con los organizadores, esta edición, XV, cuenta, por ejemplo, con 425 expositores, 194 sellos editoriales internacionales, de los cuales 16 participan por vez primera. Además con 1,350 actividades generales, 89 nuevos libros, 315 conferencias, 18 paneles y coloquios y 63 escritores de 17 países.

De manera, que es más que sensata la decisión del titular de Cultura, José Rafael Lantigua, de no dejar que el proselitismo contamine un evento internacional, que representa la imagen de República Dominicana. Tiene que estar preparado, eso sí, para actuar contra quien o quienes violenten la norma. No está de más también advertir contra el exceso de celo, que puede llevar a confundir cualquier actividad artística a favor de la educación y la cultura con proselitismo político.

El Nacional

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