Opinión

Sin sobresaltos

Sin sobresaltos

La sociedad está próximo a ingresar a la temporada navideña sin reponerse de la intoxicación causada por una crisis post electoral que ha estallado al interior del partido oficialista, cuyos actores o contendientes no parecen entender que la prolongación de ese pugilato puede llevarse por delante la estabilidad macroeconómica.

Sin árbitros a la vista el Partido de la Liberación Dominicana (PLD) se encamina a la división formal o de hecho, lo que impacta negativamente sobre las actividades económicas por tratarse de la organización que gobierna y controla casi todo el aparato del Estado.

Los meses últimos del año son siempre los más promisorios para la expansión y consolidación de la economía privada, por el elevado consumo de bienes y servicios que trae consigo, pero también son los más angustiantes para el Gobierno porque debe localizar cuantiosos recursos para poder cumplir con el pago de deuda pública interna y externa.

La dominicana es una economía de servicios, que no se sustenta de manera predominante en un determinado commoditie o producto, sino en el buen desempeño de sectores como turismo, remesas, inversión extranjera directa y exportaciones, todos los cuales se sustentan en la certidumbre institucional y política.

Para muestra de lo ante expuesto se menciona el caso de Chile, cuya economía se sostiene principalmente en la producción de cobre, o Libia en el petróleo, naciones que fueron sacudidas por terribles crisis políticas y tiranías, pero con capacidades financieras para recomponerse aun en los peores escenarios.

Turismo, remesa e inversiones representan ingresos anuales por más de 20 mil millones de dólares al año, recursos que se convertirían en sal y agua si aquí se agrava o se prolonga una crisis de naturaleza electoral o política, lo que obviamente drenaría los cimientos de la economía.

En una auténtica democracia las instituciones jurisdiccionales o arbitrales tienen el mandato ineludible de garantizar o tutelar derechos individuales, colectivos o difusos consagrados en la Constitución, pero el ejercicio de prerrogativas sustantivas no puede poner en peligro a la estabilidad económica o monetaria, la convivencia o la gobernanza.

La sociedad toda confía hoy en el buen juicio del liderazgo peledeísta para que encamine o promueva formas de resolución del conflicto post electoral y ayude a salvaguardar la estabilidad macroeconomía, así como garantizar que la población disfrute de la temporada navideña sin sobresaltos políticos o económicos.

El Nacional

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