Con las primeras decisiones que ha anunciado, el ministro de Educación, Ángel Hernández, evidencia que tiene muy bien estudiadas las principales limitaciones del sistema de enseñanza. Si los estudiantes no aprenden las lecciones que se les imparten los principales responsables no son otros que los profesores.

Y si estos no son aptos para cumplir con la misión de enseñar, entonces los responsables no son otros que los supervisores y directores regionales.

Es la razón por la cual Hernández afirmó que los directores regionales y distritales serán evaluados en base al aprendizaje de los estudiantes.

Tiene razón el funcionario al señalar que duele pensar que por más de 10 años en el país se esté invirtiendo el 4% del PIB en educación preuniversitaria y que los resultados sean los peores del mundo.

Más que consciente de la realidad, Hernández reconoció que nada justifica los cargos de los directores ni el suyo “si no hay aprendizaje en las aulas”.

En un propósito tan responsable las autoridades de Educación deben contar, sin necesidad de que se lo reclamen, con el concurso de la Asociación Dominicana de Profesores (ADP), que también ha sido uno de los principales obstáculos para avanzar en la calidad de la enseñanza.

El ministro Hernández ha abordado el problema, no por abajo, sino por la evaluación de la estructura que tiene la misión de supervisar y dirigir.

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