El Ministerio de Educación accedió a elevar de un 8 a un 10 % el sueldo de los educadores más bien con el propósito de garantizar la docencia y salvar el año escolar.
Es una concesión sensata, que la Asociación Dominicana de Profesores (ADP) debe aceptar y si siquiera hasta considerarla como una victoria en su lucha.
El gremio se ha apoyado en un acuerdo para reclamar, con suspensión de la docencia y alteración del orden público, un aumento de un 20 %.
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El ajuste anunciado por el ministro Ángel Hernández tras un encuentro con directivos de la ADP y una comisión de mediadores superaría el índice inflacionario y no repara en la baja calidad de la enseñanza.
Cualquier compromiso que se haga tiene que basarse en garantizar una educación de calidad, que es lo que ha faltado y lo que menos se aborda en las negociaciones entre las autoridades y el gremio.