El artículo 126 de la Constitución dominicana hace coincidir el acto de juramentación del presidente y vicepresidente de la República, con el 16 de agosto, efeméride que marca el inicio de la Guerra de la Restauración, confluencia de sagrados valores referidos a la independencia, soberanía, libertad y democracia.
Un orgulloso gentilicio nacional rinde en esta fecha tributo de gratitud a los héroes que espada en manos guiaron al pueblo dominicano en una epopeya contra el colonialismo español para recuperar el lienzo tricolor heredado de los fundadores de la República.
Hoy es un día de fiesta democrática, que se expresa en la juramentación esta mañana del presidente Luis Abinader y de la vicepresidenta Raquel Peña, reelectos para un segundo periodo constitucional en las elecciones del 19 de mayo, y en los actos de conmemoración de la Restauración.
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Se cumplen 164 años de aquella memorable fecha cuando el general Santiago Rodríguez, junto a otros 14 patriotas, llegón al cerro de Capotillo donde izaron el pabellón dominicano, en el inicio de una cruzada que no se detuvo hasta lograr que la Corona española reconociera la independencia nacional.
El general Pedro Santana, sobre quien recae el lastre histórico de promover la anexión a España, terminó sus días con el título nobiliario de Márquez de las Carreras, embadurnado de humillación, al ser apartado de sus cargos oficiales por órdenes del general español José de la Gándara.
Al cobijo de tan trascendente efeméride, la democracia dominicana viste hoy sus mejores galas en el inicio de un nuevo gobierno, cuyo presidente dice sentirse muy honrado por la confianza ciudadana depositada en las urnas y muy consciente de los desafíos actuales, así como también lleno de fe respecto al porvenir.
La patria de Duarte se siente muy honrada con la visita de jefes de Estado, de gobierno, primeras damas, príncipes herederos de casas reinantes y vicepresidentes de Estado, entre otras personalidades que arribaron al país con motivo de la jura presidencial.
Sin importar banderías políticas, económicas o sociales, los dominicanos derrochan hoy júbilo y orgullo porque en un mismo día festejan la reconquista de la Independencia Nacional y porque con la juramentación de un nuevo gobierno la nación exhibe al mundo su robusta democracia y solidez institucional.