La aviación civil de República Dominicana mantuvo su nivel de categoría 1, al superar una auditoría técnica realizada por la Administración Federal de Aviación de Estados Unidos (FAA), lo que permite que líneas aéreas con matrícula y tripulación nacional aterricen y despeguen en aeropuertos estadounidenses.
Es esa una buena noticia, anunciada durante un acto en el Palacio Nacional encabezado por el presidente Luis Abinader, tanto para la industria aeronáutica como para el turismo, comercio exterior e inversión extranjera, sectores de los que dependen en gran medida de los nexos con la primera economía del mundo.
Tal y como admitió el ministro de Turismo, David Collado, miembros del Departamento de Estado habían advertido que era muy difícil que el país pudiera superar esa auditoría, en razón de que los auditores identificaron 68 hallazgos o irregularidades que requerían ser resueltos en plazos perentorios.
Autoridades del Instituto Dominicano de Aviación Civil (Idac) desmintieron una y otra vez denuncias sobre la prevalencia de muchos de esos “hallazgos”, pese a que provenían de fuentes vinculadas a la propia FAA, pilotos y funcionarios de líneas aéreas.
Puedes leer: Como una maldición
Una misión de la FAA viajó o al país con la finalidad de realizar una exhaustiva auditoria al Idac para verificar que las certificaciones que expide ese organismo a las líneas aéreas, así como los protocolos de vigilancia o supervisión estén sustentados en los reglamentos de la Organización Internacional de Aviación Civil (OACI).
Se aprecia como decisiva la intervención del presidente Luis Abinader para viabilizar el cumplimiento de exigencias de la FAA, como fue la modificación de la ley de aviación civil en menos de 60 días, aunque también se resaltan los esfuerzos realizados por el personal técnico del Idac para resover 68 hallazgos de falencias técnicas, jurídicas o administrativas.
El experticio de la Administración Federal de Aviación de Estados Unidos no fue “una inspección rutinaria”, sino una severa fiscalización que arrojó como resultado “64 hallazgos”, muchos de los cuales fueron revelados en informes de prensa diligentemente desmentidos por las autoridades.
El anuncio sobre la retención de la categoría 1, que permite a líneas aéreas nacionales volar a Estados Unidos, se recibe como un alivio para la industria de la aviación civil, estresada ante el riesgo de perder el mercado estadounidense. La lección que las autoridades deberían asumir de este difícil episodio debería ser el de nunca desmentir la verdad.