Opinión

Sonia y Waldo Suero

Sonia  y Waldo Suero

Para aumentarles el salario a los médicos del país el Colegio que los agrupa ha debido llevar a cabo toda clase de protestas sin encontrar receptividad en el gobierno que ha respondido con insultos, atropellos y represión.

Durante el proceso electoral la ministra de Salud, junto a otros colegas, le tendieron una trampa al Colegio Médico iniciando un diálogo que nunca fue sincero, que solo buscaba ganar tiempo hasta que terminara el proceso electoral.

Al concluir, con la victoria fraudulenta del PLD y sus candidatos, incluyendo al presidente Danilo Medina, mostró sus garras negando las justas demandas de los galenos que no sólo incluyen aumento de sueldos, sino una inversión del 5% del PIB en salud.

Más aun, el gobierno, utilizando todas las artimañas que le ofrece el poder, dividió a los médicos, enfermeras, paramédicos, bioanalistas, etc., creyendo que de ese modo arrinconaría al Colegio Médico. Del mismo modo, el gobierno utilizó su inmenso poder mediático para arremeter contra los principales dirigentes del Colegio, en especial contra su presidente, el aguerrido e indoblegable Waldo Ariel Suero. Todas las bocinas, velloneras, cornetas y hasta los megáfonos, iniciaron una campaña rastrera contra Waldo, un hombre que no le ha puesto precio a la lucha de sus colegas.

Sin embargo, los médicos se mantuvieron incólumes en sus demandas paralizando los hospitales y radicalizando su lucha, lo que ha obligado a las autoridades a negociar seriamente.

Mientras los médicos tienen que protestar para que les hagan aumentos pírricos escalonados, los congresistas, regidores y funcionarios del gobierno se aumentan los salarios y sus prebendas.

Los senadores se aumentan, de un golpe 70 mil pesos, elevando su salario a 320 mil pesos sin sumar 40 mil de viáticos, 50 mil de combustibles, seguridad, celulares, choferes y dos exoneraciones, más el barrilito y el cofrecito que le cuesta al país cientos de millones de pesos, mientras los pobres se mueren en los hospitales. (No incluyo lo que reparte “el hombre del maletín” periódicamente).

Cualquier analfabestia obtiene cientos de miles de pesos del Estado, pero a un médico, que ha debido pasarse toda su vida estudiando y sacrificando su propia existencia para garantizar la vida de los demás, no puede vivir dignamente porque el gobierno se opone.

Sonia Mateo, que nació en un lugar pobre llamado Carrera de Yagua, en San Juan de la Maguana, pero que la miseria la empujó junto a su familia a Dajabón, donde hoy es la reina, que dos o tres veces pasó por la Universidad Central del Este, se burla del país y de los médicos cuando afirma que el dinero que gana es insuficiente, que no le alcanza ni para “una botellita de agua”.