Hace ya casi un mes de la muerte de la niña haitiana, de once años, Stephora Mircie Joseph, estudiante meritoria del Colegio Da Vinci, de Santiago.
En medio de las noticias sobre una posible invasión a Venezuela por “narcotráfico”; la inexplicable liberación del ex-presidente de Honduras, condenado a 45 años de prisión por introducir 400 toneladas de droga a USA; la posposición del conocimiento de los archivos Epstein, y la prisión privilegiada de su proxeneta, Guisslaine Maxwell; comencé a recibir correos de USA, Francia y Canada preguntóndome sobre Stephora Joseph.
En las redes descubrí los detalles del presunto ahogamiento de una niña, estudiante sobresaliente del Colegio Da Vinci, que sobrepasaba a todo el estudiantado, lo cual la convirtió en una víctima permanente del acoso escolar.
Lo terrible de este caso es que el acoso fue cometido por niños y niñas de once y doce años, ya envenenados por el racismo o de sus padres y famliares, o del medio circundante, algo que los condena de por vida a una culpabillidad imperecedera, y a un castigo que llegará ahora o mas tarde, y en la forma en que menos lo esperen.
Stephora fue un personaje bíblico que acompañó a Moisés en su éxodo y lo protegió de la persecución e ira de Dios. La niña Stephora quizás proteja con su sacrificio a otros niños cuyo crimen es ser distintos , y/o excelentes como ella.
Curiosamenlte todos los videos de las cámaras de seguridad en La Hacienda de los Caballos desaparecieron; la policía no ha emitido una sola declaración y mucho menos el Colegio, aunque Stephora se ahogó, o la ahogaron, frente a 80 compañeros.
Y mientras ,los santiagueros se aprestan a celebrar sus Navidades en grande no entendiendo cómo hechos como este, y el del joven haitiano que ahorcaron y colgaron por los pies, como en Alabama, en el Parque Los Chachases, tiñen de sangre la historia de la ciudad y la desacreditan para siempre a nivel nacional e internacional.
Si yo tuviera hijos estudiando en el Colegio Da Vinci exigiría una explicación responsable del caso Stephora bajo riesgo de retirarlos de su nómina, para que tomen en serio en el futuro la acusaciones de acoso. Y si fuera la Policía Nacional en Santiago interrogaría uno por uno a todos los niños que participaron en ese pasadía, y exigiría la aparición de los videos de seguridad.
Una niña es una niña, blanca, negra, o gris. Una niña es una niña que puede ser tu hija sobrina, o nieta.
El silencio de los padres es imperdonable, el del colegio criminal, y el de los niños una tragedia. Que dios los perdone. Yo no.

