El vestuarismo en boga y equivocado de este tiempo es el “tattoo y piercing”, en inglés, en español, tatuaje y piercing.
El cuerpo no es una pizarra para pintarrajearlo, grabarlo en la piel o escribirle cosas; el cuerpo es divino, delicado, es en fin, protector. Los tatuajes y las perforaciones implican riesgos para la salud.
Sólo considerar el resultado de una perforación en los labios o fosas nasales es una imperfección en el resultado Granuloma (una masa de células inmunes que se forma cuando el sistema inmunológico intenta aislar substancias extrañas que ha sido incapaz de eliminar). Esto indica que aproximadamente el 30% de quienes se hacen una perforación tienen una reacción adversa, resultando con el total del área afectada.
Lo preocupante de ésta moda es que pocas veces se toman en cuenta sus implicaciones médicas. Los dermatólogos indican que en su gran mayoría, el trabajo o perforación tienen situaciones negativas para la epidermis. El material con que están fabricadas, las “pistolas perforadas” no son esterilizadas del todo. Esto se suma, en la mayoría de los casos, a que las pinzas utilizadas no están elaboradas con los materiales idóneos o adecuados, advierten médicos especialistas.
Sin embargo, una perforación puede producir peores molestias, como una reacción negativa al material del objeto colocado, lesiones en nervios importantes, verrugas, cicatrizaciones queloides (son lesiones de la piel formadas por crecimientos exagerados del tejido cicatricial en el sitio de una lesión cutánea que puede ser producida por incisiones quirúrgicas, heridas traumáticas, sitios de vacunación, quemaduras, varicela, acné, radiación y piercings), herpes o, incluso, la transmisión del virus de la hepatitis C.
Además, cuando estos se realizan en la boca se pueden presentar problemas como la fractura de dientes y alteración en el lenguaje.
“Las perforaciones implican penetraciones en la piel. Realizar un trabajo sin las medidas higiénicas adecuadas y con una mala técnica, representa un desafío o atentado contra la salud de la persona,” expresa la doctora Isabel Gómez Bassols.
La historia que enmarca los tatuajes y las perforaciones no eran tan populares; por el contrario: propios marineros de algunos grupos marginados y del ámbito carcelario, pero al volverse común en los ambientes artísticos o personas de poder adquisitivo, estas prácticas se han convertido en una expresión de moda.
En muchos casos, estas agresiones a la piel limitan el diálogo entre padres, hijos e hijas y las acciones pueden llevar clandestino por parte de jóvenes en rebeldía y necedad de mostrar libertad e independencia.
Los tatuajes y perforaciones producen un rechazo en clínicas, hospitales y bancos de sangre. La juventud en su afán de lucir la moda no tiene un concepto consciente, lo que implican estas decisiones incorrectas.
Además, existen pigmentos elaborados a base de sales alérgicas a estas substancias y no lo saben hasta que el grabado o la punción introducen la tinta y por esa vía se puede transmitir enfermedades virales.
De ahí que hacemos hincapié en informarse adecuadamente y reflexionar antes de una decisión incongruente o disparatada que podría alterar la salud personal al tener un estorbo gráfico en su cuerpo.
Enfatizo que el tatuaje puede ser una marca indeleble de algo que en otra época la persona no percibió, pero que en la actualidad, incluso, puede repudiarse o considerarse inconveniente.
El autor es periodista, analista social y geopolitólogo.