Vasos de plástico transportados en superficie por el flujo. Imagen cedida por Daniel Valero, coautor del estudio "El papel clave de la tensión superficial en el transporte y cuantificación de la contaminación por plásticos en los ríos”.
Madrid, 2 de Enero (EFE).- Un estudio científico sobre plásticos en los ríos publicado en la revista ‘Water Research’ evidencia por primera vez que la tensión superficial del agua desempeña “un papel clave en el transporte y cuantificación de plásticos” a la hora de combatir la contaminación fluvial. La tensión superficial del agua es descrita por especialistas del sector como la energía necesaria para incrementar la superficie del agua, definida por unidad de área, y depende de los enlaces de hidrógeno dentro de las moléculas de agua (H2O) pero también del medio y de la temperatura ambiente.
Este fenómeno es mayor en el agua que en otros líquidos, lo que permite a insectos como los denominados zapateros de agua caminar literalmente sobre la lámina acuática, ya que su peso no llega a romper su tensión superficial.
Gracias al nuevo estudio será posible “mejorar la estimación de la cantidad total de plásticos en un río” y por tanto “ayudar a limpiarlos en zonas donde la tensión superficial sea más intensa”, ha asegurado Daniel Valero, uno de los investigadores españoles que han participado en esta publicación y que colabora con el Instituto de Tecnología de Karlsruhe (Alemania) y el Instituto para la Educación sobre el Agua (IHE por sus siglas en holandés) ubicado en Delft (Países Bajos). Este trabajo analiza el transporte de los plásticos suspendidos dentro del agua, dominados por la turbulencia y la flotabilidad, además del de los plásticos superficiales, dominados por esos dos factores y también por la tensión superficial.
Con las conclusiones obtenidas, Valero opina que se puede reducir “hasta diez veces” el sesgo de las actuales prácticas de monitoreo de plástico fluvial, ya que “la mayoría cuentan el número de plásticos basándose en observaciones en la superficie del agua y después hacen estimaciones globales, sin tener en cuenta esa tensión”.
Los científicos especializados “normalmente apoyados por grupos de estudiantes y voluntarios” observan desde puentes para evaluar la contaminación plástica que transporta el cauce fluvial pero ahora podrán estimar “cuántos plásticos hay realmente ocultos debajo de agua, con lo que ahorrarán un monitoreo muy costoso” con un sistema “capaz de ser extrapolado a distintos ríos”. Así, dependiendo del tipo de plástico y la condición de flujo “podemos decir si, por cada bolsa de plástico que se ve, hay otras tres o sólo una ocultas dentro del río».
La investigación está basada en la mecánica de fluidos de plásticos y se apoya en “una tecnología novedosa puesta en práctica específicamente”, ha añadido Valero, incluyendo los “canales hidrodinámicos en laboratorio y el método de ‘tracking’ de los plásticos con multicámara”, desarrollado por su compañero investigador y coautor también del estudio, Antonio Moreno, del instituto de investigación Deltares, en la misma ciudad de Delft.
Este tipo de contaminación procede de “un uso diario, incluso inconsciente, tanto de los macroplásticos como de los miles de millones de partículas generadas por su degradación , los microplásticos” y su presencia en los ríos es “un problema global con implicaciones también para los seres humanos”, advierte el investigador. Además de la limpieza de esta polución, Valero insiste en la conocida fórmula de ‘reducir, reutilizar y reciclar’ pero también en la concienciación. EFE