Editorial

Tiburón en la orilla

Tiburón en la orilla

Múltiples conjeturas sobre su verdadero propósito ha despertado la fugaz visita a República Dominicana del Consejero de Seguridad de la Casa Blanca, Thomas Shannon, quien sostuvo un encuentro con el presidente Danilo Medida, con quien dijo trató el tema sobre las relaciones domínico-haitianas.

Al término del encuentro con el Presidente en el Palacio Nacional, Shannon dijo que Estados Unidos está muy interesado en que se desarrolle un diálogo entre Santo Domingo y Puerto Príncipe.

En su encuentro con la prensa el enviado estadounidense dijo que abordó con el mandatario temas sobre Haití, relaciones bilaterales y asuntos regionales, especialmente el enfoque que tendría la Cumbre de las Américas, a celebrarse en Panamá los días 10 y 11 de abril.

El influyente funcionario es portador de una agenda bastante complicada, pues tiene la misión de hacer potable en el traspatio latinoamericano el decreto emitido por el presidente Barack Obama que declara a Venezuela como peligro extraordinario para la seguridad interior de Estados Unidos.

Resulta difícil para el señor Shannon garantizar un amplio coro de teloneros que respalden en Panamá la proclama de Obama de declarar a Venezuela como gran peligro para los intereses de Washington, aunque seguramente habría solicitado que el presidente Medina no se adhiera al coro anti Washington.

Llama la atención que a la par con su gestión principal, que sería la de preparar buen ambiente para Obama en la Cumbre de las Américas, el asesor Shannon ha sido encargado también de “desarrollar una agenda de temas comunes”, entre Haití y República Dominicana, razón por la cual, desde aquí viajó al oeste de la isla para encaminar esa gestión.

Aunque se expresó en un lenguaje puramente diplomático, no deja de preocupar lo dicho por ese consejero de Obama de que Estados Unidos actuaría como un socio en solidaridad con República Dominicana y Haití, “igual como otros miembros de la comunidad internacional y de las organizaciones no gubernamentales”. Aquí se sabe que el descrédito y las presiones vienen de esos litorales.

No hay dudas de que el chinchorro de los intereses geopolíticos trajo a estas riadas del Caribe a un pez grande, que aún no se sabe si arribó como delfín o como tiburón detrás de sardinas.

El Nacional

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