Por más que se asuma como un derecho, la deserción de cinco diputados y dos senadores del Partido de la Liberación Dominicana (PLD) para ingresar a la Fuerza del Pueblo (FP) es un acto de traición, que por demás hace mucho daño al ejercicio político.

Esos legisladores, que también ensucian su propia imagen personal, utilizaron al PLD como trampolín para saltar al Congreso para después salirse con las suyas.

La dirigencia del PLD creyó en su juramento de lealtad al partido, a pesar de los estrechos vínculos que ataban a algunos de ellos, como el caso del senador Félix Bautista, con el expresidente Leonel Fernández. Con Bautista, de San Juan, desertó el senador Dionis Sánchez, de Pedernales, y los diputados Tobías Crespo, Carlos García, Aquilino Serrata, Dulce Rojas y Charleen Canaán.

El oportunismo político para buscar ventajas es difícil de desterrar, pero por el daño a la moral hay que condenarlo siempre.

Es censurable que legisladores electos en la boleta de un partido lo abandonen sin ninguna causa para adherirse a la organización de su preferencia. Con la conducta los senadores Bautista Rojas y Bautista, así como los diputados, envían un ominoso mensaje a la sociedad.