Trece provincias y el Distrito Nacional se mantienen en alerta debido a la posibilidad de inundaciopor la crecida de ríos y arroyos, fruto de las lluvias ocurridas en distintos puntos del país en los últimos días debido a una vaguada.

La Oficina Nacional de Meteorología (Onamet) informó hoy en su boletín, que las provincias colocadas en alerta son Hato Mayor, Juan Sánchez Ramírez, San Pedro de Macorís, San Cristóbal y Elías Piña. Además, Santiago de los Caballeros, San Juan de la Maguana, Duarte y San José de Ocoa.

Mientras, las provincias Monte Plata, Monseñor Nouel, La Vega y el Gran Santo Domingo fueron colocados bajo aviso meteorológico, aunque no se especificó si se trata de amarillo, naranja o rojo. Para este jueves se pronostica la ocurrencia de aguaceros en algunas zonas, principalmente en poblaciones montañosas.

Los avisos son emitidos para advertir a la población sobre la ocurrencia de un fenómeno, como el caso de lluvias intensas y ciclones tropicales.

Pueden ser verde, amarillo, naranja y rojo, este último se emite para advertir a la población sobre el paso de un fenómeno dentro de pocas horas.

Meteorología también exhortó a la población a mantenerse atenta a los boletines que sean emitidos durante la temporada de huracanes en el Atlántico, que inició el primero de este mes y concluye el 30 de noviembre.

El Centro Nacional de Huracanes pronosticó para esta temporada la ocurrencia de al menos 14 tormentas con nombres, de las cuales seis podrían convertirse en huracanes, tres de ellos de categoría mayor. Los fenómenos meteorológicos causan todos los años cuantiosos daños y dejan una secuela de muertes en la región de el Caribe.

La pasada temporada de huracanes en el Atlántico murieron 442 personas en la región y se reportaron daños superiores a los 51 mil millones de dólares.

En las últimas estaciones ciclónicas se ha incrementado la fuerza de los huracanes, que los científicos atribuyen al calentamiento global y la alta temperatura del océano.

En el 2017 azotaron la zona dos potentes huracanes (Irma y María), los cuales devastaron varias islas del Caribe, con vientos devastadores que escalaron hasta la categoría 5, la más potente.