Opinión

Trump: ¡aleluya!

Trump:  ¡aleluya!

Si algo sabe Donald Trump es que la política es un espectáculo mediatico. Y si algo aprendió de Hitler fue que siempre se necesita un enemigo común que galvanice los temores del populacho a la competencia, el desempleo, a la inseguridad en el futuro. Hitler eligió a comunistas y judíos, Trump a los mexicanos, algo que Eric Fromm explica de manera brillante en su libro “Miedo a la Libertad”.

Algunos analistas parecen preocuparse por este fenómeno, cuando lo que deberían hacer es celebrarlo, porque si alguien está contribuyendo a la demitificacion de la política, o los políticos tradicionales es Donald Trump.
Cuando veo sus intervenciones no puedo evitar reírme, porque este payaso está contribuyendo no solo al descrédito de la política convencional, sino al de los reaccionarios de su país.

Hace ya un tiempo había intentado ganar notoriedad demostrando que el Presidente Obama no era norteamericano, pero la reacción de la prensa fue tan enérgica, comenzando con el New York Times, que se detuvo porque entendió que de continuar ponía en peligro sus negocios, y Trump es por encima de todo un nogociante inescrupuloso.

Los datos que presentó la prensa sobre algunas de sus operaciones financieras fueron lo suficientemente aplastantes como para que este bufón reculara. Empero una cosa es el presidente Obama y otra son los inmigrantes, quienes no tienen quien les escriba.

En su estrategia, pensada con el objetivo de llamar la atención, Trump decidió concentrarse en quienes no se disponen de sus mismos recursos para defenderse, a menos que la dignidad latinoamericana, por una elemental solidaridad con sus connacionales en USA, decida hacerle justicia, o el propio aparato financiero y económico, dirigencial norteamericano al que desacredita.

Empero si lo eliminaran, nos privarían de alquien que le está haciendo un favor inmenso al pensamiento progresista mundial, mostrando la peor cara de los Estados Unidos, un país que se construyó sobre el aporte de sus inmigraciones, y donde iconos conservadores del Partido Republicano, como Clint Eastwood, se casaron con mexicanas y tienen hijos mexicanos.

Ya los liberales e izquierdistas del mundo no necesitan documentar sus argumentos contra la clase hegemónica norteamericana, porque solo tienen que mostrar a Trump, como su peor expresión.

Frente a Trump hay dos reacciones: la risa, como histrión de ese espectáculo multimillonario que es la política electoral en todas partes. O el empleo de nuestra mejor tradición mágico religiosa para acallarlo. La magia, ya lo hemos dicho, no es para usarla en rivalidades amorosas, artísticas o profesionales de poca monta, es para hacer justicia, como lo demostró el cáncer fulminante en la garganta de DÁbuisson, el asesino de Monseñor Romero, hoy uno de nuestros santos.
¡Brujos del mundo Unios!

El Nacional

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