Opinión

Un Presidente honesto

Un Presidente honesto

Nos permitimos transmitir al honorable presidente de la República, licenciado Danilo Medina, el testimonio de sinceras y efusivas congratulaciones en ocasión del segundo aniversario de su valiosa gestión gubernativa.

Gobernar es dirigir, administrar, conducir y guiar, y no escapa al conocimiento ciudadano, los álgidos problemas, dificultades, tribulaciones y desafíos que ha debido enfrentar y dirimir en la conducción de los destinos nacionales.

Y como un hombre ciclópeo de estos nuevos tiempos, Danilo toca vigoroso la diana del trabajo enaltecedor, proclamando un novedoso estilo en el difícil arte de saber gobernar, transformando modelos tradicionales arcaicos, y como Julio Cesar, cruzando el Rubicon, hasta vestir la púrpura romana.

Sencillo, afable y prudente en quien se puede enhestar la frase de R. Tagore: “Cuando más grandes seamos en humildad, tanto más cerca estamos de la grandeza”. El señor presidente, anheloso de levantar la moral del país, está realizando grandiosos y loables esfuerzos de bien patrio, con un espíritu de dignidad, elevada pulcritud y probada honradez, como conductor y líder, asumiendo el ejemplo del decoro y la decencia que demanda la moral política, frente al pueblo dominicano y la ciudadanía en general y allende los mares.

La verdadera democracia de los pueblos se sustenta en la moral política y el recto proceder de sus gobernantes, en forma diáfana que irradien paz, orden y dignidad a la sociedad, como lo viene realizando el Presidente Medina.

Entre tantos principios y normativas que postula el primer mandatario, germinan como radiantes auroras primaverales, el talento, la visión, su probada moralidad, el ardoroso empeño a favor de las grandes mayorías, los marginados sociales y diversos sectores.

El presidente Medina Sánchez es un ciudadano y gobernante honesto a plenitud, diáfano y capaz en la conducción del erario público y los bienes del Estado, con disciplina y rigurosidad, sin jamás cometer felonías, ni acciones atentatorias a sus convicciones, porque no hay más realidad que la buena imagen, ni más vida que la conciencia.

Comprende el señor presidente, que la ética política implica la conservación de la vida en el ejercicio con decoro, un supremo sentido de la dignidad, “porque ella debe ser una influyente corriente virtuosa que aplique con toda intensidad en las manifestaciones existenciales, proclamó mi ilustre profesor Dr. José A. Silie Gaton”.

La vida del presidente Medina, no es un oasis, sino una enorme carga de responsabilidades, porque gobierna con honor y pulcritud, realizando grandes acciones a favor de su pueblo, buscando el equilibrio social, resolver gravitantes problemas perentorias y urgentes necesidades que padecen comunidades, barrios, municipios y provincias, haciéndolo con el ejemplo.

La permanencia en nuestros pensamientos y quehaceres de la moral, implica un enorme esfuerzo de nuestro comportamiento a todos los niveles, ya que desde la cumbre del poder y de las más grandes empresas hasta los más humildes trabajadoras, se haga sentir y conocer el significado del recto vivir y el cumplimiento del deber.

La honradez, del Presidente Medina Sánchez es una excelsa cualidad moral, una principalísima virtud, que no todos los seres humanos pueden exhibir y sustentar.

El Nacional

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