Los conflictos que rodean el servicio de valet parking en el país y sus consecuencias constituyen un problema que las autoridades deben enfrentar con urgencia. Empresas que surgieron como una “bendición” para los graves problemas de estacionamiento de miles de negocios, constituyen un dolor de cabeza para los clientes de bares, restaurantes, plazas comerciales, hoteles, y clínicas que las contratan.
Los clientes que se arriesgan a entregar las llaves de sus vehículos a un valet parking enfrentan situaciones tan embarazosas como la pérdida del mismo, que le saquen la gasolina o que lo utilicen para transportar artículos robados.
Llueven las denuncias sobre el robo de retrovisores, de propiedades guardadas en el interior de los vehículos y de automóviles entregados con choques y rayaduras. La situación es grave, porque las empresas de valet parking ni las compañías que las contratan asumen la responsabilidad por los daños ocasionados a los clientes, mientras los tribunales no tienen claro quién debe repararlos.
Tampoco, ninguna institución del Estado regula las operaciones de esas empresas, para salvaguardar los derechos de los clientes.
La Autoridad Metropolitana del Transporte (AMET) reconoció que no existe ninguna regulación especial para el accionar de los valet parking.
Diego Pesqueira, vocero de la AMET, afirmó que sus agentes sólo actúan cuando los parqueadores estacionan los vehículos encima de las aceras o obstruyen el libre tránsito.
En esos casos, proceden a incautar y remolcar los vehículos, hecho que constituye otro dolor de cabeza para los dueños.
Irresponsabilidad
Cuando un cliente entrega las llaves de su carro a un parqueador de la compañía Apolo Valet Parking, este recibe un ticket que le advierte que “en ningún caso asumimos responsabilidad por fuego, robo o daños por causa fortuita o de fuerza mayor de ninguna especie”.
La empresa advierte que no es responsable “si su vehículo, una vez estacionado, es chocado por alguien, le cae una rama, algún vándalo le ocasiona un daño, etcétera”.
Agrega que “el servicio que ofrecemos es de valet parking, no de seguridad. Es decir, si al vehículo le roban algún accesorio, no somos responsables a menos que el parqueador esté involucrado”.
Advierte Apolo Valet Parking que “una vez entregado el ticket al usuario del servicio, este reconoce como bueno y válido las normas. De lo contrario, en el plazo máximo de cinco minutos, a partir de la entrega, debe devolver el ticket y recibir su vehículo”.
Empero, en la mayoría de los casos, desesperados por la imposibilidad de conseguir un estacionamiento, los clientes no se detienen a leer esas advertencias.
Sin pensarlo dos veces, entregan las llaves del vehículo al parqueador sin detenerse a pensar si lo están poniendo en manos de “un ladrón disfrazado”.
Diputado agredido
El diputado por San Cristóbal, Leivin Guerrero, consideró esa actitud como un acto de irresponsabilidad empresarial inaceptable, toda vez que esas empresas saben que sus empleados estacionan los vehículos que ponen a su cuidado en cualquier lugar de la calle, inclusive, encima de las aceras y debajo de los árboles.
Para contrarrestar esa actitud “irresponsable”, Guerrero sometió a la Cámara de Diputados, en septiembre de 2011, un proyecto de ley que responsabiliza a la administración del establecimiento comercial de los los daños, las violaciones y los robos a los vehículos de los clientes.
“La administración de los establecimientos deberá velar por la seguridad de los vehículos, sus accesorios y los objetos que contengan”, dice el artículo 3 del proyecto.
“Son muchos los casos reportados a la Policía Nacional, en los cuales se ha detectado que, en varias ocasiones, ha habido algún vínculo entre la seguridad del establecimiento y el valet parking con personas que terminan siendo culpables de los daños causados a los vehículos”, señala la pieza en uno de sus considerandos.
Varias experiencias negativas indujeron al legislador a elaborar e introducir al Congreso esa iniciativa.
En una oportunidad, Guerrero, entró a un restaurant de la capital, entregó las llaves de su carro a un valet parking que luego se lo retornó sin los retrovisores.
Posteriormente, Guerrero encontró a un hombre llorando en el estacionamiento de una plaza comercial porque le habían robado el carro.
Las investigaciones de la Policía determinaron que el vehículo fue robado por una banda que dirigía un hermano del jefe de seguridad del establecimiento.
En otra oportunidad, el congresista fue a comprar a un centro comercial y se le perdió el ticket del estacionamiento. Fue obligado a pagar RD$500 pesos por este, “a pesar de que el establecimiento advierte a sus clientes que no es responsable por los daños a los vehículos de los clientes”.
Guerrero considera que su proyecto, que estudian las comisiones de Obras Públicas e Interior y Policía de la Cámara Baja, resolverá ese problema y llevará tranquilidad a la ciudadanía.
Atribuye a “los tediosos y largos procesos burocráticos” que cuatro años después la pieza siga sin aprobar.
Buscando responsable
A la hora de entablar una demanda judicial por los daños o el robo de un vehículo, existe la disyuntiva de a quién señalar como responsable civil de los daños. ¿Es el establecimiento comercial o la empresa de valet parking?
En su artículo “La responsabilidad civil comprometida a través de los valet parking”, el expresidente de la Suprema Corte de Justicia, Jorge Subero Isa, consideró que la responsabilidad civil recae sobre la empresa que contrató el servicio de valet parking, porque la obligación principal se establece entre el establecimiento comercial y el dueño del vehículo, aunque el daño es causado por una persona que no es empleado del establecimiento.
“Se trataría de una responsabilidad por el hecho de otro”, expresa, citando el artículo 1384, párrafo 3 del Código Civil.
“Cuando un contratante en aras de cumplir con sus obligaciones recurre a terceros para tales fines el daño producido por estos últimos compromete la responsabilidad civil de ese contratante”, precisó.
El articulista recuerda que los negocios ofertan el valet parking a los clientes como uno de sus atractivos, con el objetivo de evitar que éstos emigren a otros establecimientos que sí ofrecen el servicio.
“Disponemos de valet parking”, reza el letrero bien visible colocado en los comercios que usan esa ingeniosa iniciativa empresarial.
En consecuencia, el cliente considera que puso su vehículo al cuidado del negocio.
En otros países
Contrario a lo que ocurre en República Dominicana, en países como Argentina, las empresas de valet parking ofrecen a los centros comerciales garantías en el servicio para los vehículos de los clientes.
Entre sus ofertas incluyen el buen resguardo de los vehículos, la seriedad, la educación y la prudencia de los parqueadores.
Pero además, afirman que cuentan con seguro de responsabilidad civil contra terceros (personas y bienes) y seguros sobre los vehículos conducidos por su personal en todos los eventos y parkings que atienden.
Esas normas de seguridad en el servicio invitan a que los clientes entreguen sus vehículos sin temor a daños.
UN APUNTE
Medidas de precaución
En República Dominicana las empresas de valet parking surgieron como una solución a los problemas de estacionamiento de una ciudad que día a día crece verticalmente y donde las necesidades de un transporte público eficiente provocan que en una sola vivienda hayan tres y cuatro vehículos. Quienes consideran imprescindible usar ese servicio están conminados a usar medidas de precaución, como no entregar el ticket al parqueador hasta no recibir su carro y verificar que está en buen estado, verificar que el parqueador esté debidamente identificado y anotar su nombre y número de cédula, así como leer las condiciones que establece la empresa para brindarles el servicio. Esas medidas podrían disminuir la intensidad del peligro.

