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Violaciones a Ley Tránsito cada vez más temerarias

Violaciones a Ley Tránsito cada vez más temerarias

La posibilidad de morir en un accidente de tránsito en República Dominicana crece cada segundo, como consecuencia del manejo temerario e imprudente de conductores públicos y privados. Las altas velocidades, los rebases y giros temerarios, la violación de la luz roja, la ausencia de luces direccionales, son algunas imprudencias que provocan muertes e invalidez a la población, sin importar su nivel económico y social.

Choferes imprudentes provocan múltiples accidentes cuando transitan en vía contraria en las principales avenidas y hasta en autopistas de cuatro carriles de mucho tránsito. La Autoridad Metropolitana del Transporte (AMET) reportó que los accidentes automovilísticos aumentaron más de un 100 por ciento entre el 2012 y el 2013, al subir de 3,018 a 6,629.

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Cerca de 2,000 personas murieron por esa causa el año pasado, la mayoría con edades entre 18 y 40 años. La Organización Mundial de la Salud (OMS) estableció que en 2013 el país ocupa el segundo lugar entre los países con más muertes por accidentes de tránsito, con una tasa de 41.7 por cada mil habitantes.

Esas cifras evidencian el caos y la peligrosidad que caracterizan la circulación de vehículos, en una nación con un parque vehicular de apenas 3.1 millones de unidades livianas y pesadas.

 

 

 

Imprudencias frecuentes

Un estudio del Observatorio Político Dominicano de la Fundación Global Democracia y Desarrollo (FUNGLODE) señala que “cada hora y media se genera una víctima con traumatismos causados por un accidente de tránsito” en el territorio dominicano.

Las circunstancias en que se producen los accidentes son diversas.

En la avenida 27 de Febrero, en la capital, Francisco Cordero, de 20 años de edad, cayó al pavimento cuando intentó abordar una guagua del transporte público con destino a la universidad y el vehículo emprendió la marcha antes de que el joven completara el abordaje.

Como consecuencia del accidente Francisco perdió la pierna izquierda y sus esperanzas de convertirse en médico y sacar a su familia de la miseria.

Esperanza Acosta, una empleada pública de 35 años de edad, perdió la vida cuando fue atropellada por un carro privado que cruzó la luz roja del semáforo.

La mujer se convirtió en una de las 626 personas atropelladas el año pasado.

La semana pasada, el tránsito fue paralizado momentáneamente en la intersección de las calles Alma Mater y José Contreras, cuando un automovilista violó la luz roja y giró a la izquierda para devolverse.

En lugar de multar al conductor infractor, un agente de la AMET detuvo el tránsito en las dos direcciones para que éste pudiera completar con éxito su maniobra.

Los conductores de carros, autobuses y minibuses públicos ponen en peligro vidas cuando cruzan inesperada y rápidamente de un carril a otro para montar un pasajero. Ese abuso provoca a diario múltiples accidentes.

El afán por montar más pasajeros induce a los choferes públicos a frenar bruscamente y a provocar colisiones múltiples de vehículos.

Los motociclistas y los guagüeros transitan ilegalmente por los elevados y los túneles, cruzan los pilotillos que dividen los carriles y suben a las aceras sin ningún miramiento.

En la mayoría de los casos, los autobuses y minibuses transistan a altas velocidades, a pesar de que llevan pasajeros colgando en las puertas.

Nadie cede el paso a los vehículos que tienen preferencia, porque casi todos creen tener el derecho a llegar primero que los démás a sus destinos.

Las luces altas, usadas en las carreteras para ver a largas distancias y evitar que el conductor sea sorprendido por objetos y situaciones inesperadas, se convierten en un elemento causante de tragedia de noche.

Vehículos transitando con grandes cargas y conductores hablando o texteando por celulares son una bomba de tiempo en calles y avenidas.

¿Falta autoridad?

La falta de autoridad, la negligencia y la inoperancia de unas 10 instituciones que dirigen el tránsito y el transporte de carga y pasajeros del país parece ser la causa principal de ese mortal desorden.

El licenciado Luis Estrella, director de Tránsito Terrestre informó que más de un millón de personas transita sin licencia de conducir.

También, que unos 50,000 conductores nunca han solicitado la expedición del documento y los restantes lo dejaron vencer y nunca solicitaron su renovación.

“Algunas personas tienen hasta 40 años manejando y vienen a sacar la licencia por primera vez”, precisó el funcionario estatal.

La Dirección de Tránsito Terreste ha emitido 1.8 millones de licencias de conducir, de las cuales sólo 840 mil están vigentes. Unas 960 mil están vencidas y 123 mil caducaron, porque llevan más de nueve años sin renovar.

Mensualmente, entre 5 y 6 mil personas dejan de hacer la obligada renovación de sus licencias y el Estado deja de percibir unos RD$2,000 millones por ese concepto.

Estrella informó que esos ciudadanos tienen multas pendientes de pago en la AMET artículo 43 de la Ley 241, sobre Tránsito Terrestre, prohibe que le entreguen el documento.

En condiciones más alarmantes transitan los motoristas. De un parque de 1.6 millones, apenas 30 mil conductores poseen licencias.

Debido a la crisis de autoridad y la debilidad institucional del país, nadie obligad a los violadores de la Ley 241 a pagar las multas. Roberto Lebrón, vocero de la AMET, informó que hasta abril de este año, esa institución había computado un millón, 363 mil, 660 actas de infracciones.

De esa cantidad, sólo 139 mil 836 multas fueron pagadas.

Un millón, 223 mil 824 están pendientes de pago.

Como los infractores no pueden renovar las licencias si no pagan las multas, optan por transitar sin el documento.

Las múltiples iniciativas para hacer cumplir esa obligación han resultado infructuosas.

No pasó de ser una simple amenaza el anuncio reciente de la Procuraduría General de la República de que impondría medidas de coerción e impedimento de salida del país a quienes no cumplen con esa obligación.

La AMET prohibió que particulares usen luces, centellas y sirenas que sólo están permitidas a los vehículos de la Policía.

En lugar de actuar de inmediato contra los infractores, a la AMET se le ocurrió otorgar le un plazo de 10 días.

El plazo venció pero nadie cumple con el mandato de la institución.

Vehículos destartalados

Los fallos mecánicos de los vehículos también provocan múltiples accidentes de tránsito. Las condiciones físicas de los vehículos del transporte público son otro dolor de cabeza para los usuarios de ese servicio.

La mayoría de los carros y autobuses del transporte público transitan sin cristales, sin puertas, con las gomas lisas, sin frenos, sin espejos retrovisores, sin limpia vidrios y hasta sin placa.

Las condiciones físicas es regulada a través de la “Revista” que las autoridades mandan colocar en el cristal delantero de los vehículos, para indicar que están en óptimas condiciones físicas y aptos de transitar. Sin embargo, los operativos de renovación que realiza la Dirección de Tránsito Terrestre sólo sirven para causar tumultos y molestias a la ciudadanía.

UN APUNTE

Los que dirigen el tránsito

Los problemas del transporte público persisten a pesar de que diez instituciones gubernamentales regulan la circulación de vehículos y el transporte de pasajeros y cargas en el país.
Son ellas, la Autoridad Metropolitana de Transporte (Amet), la Oficina Técnica del Transporte Terrestre (OTTT), la Dirección General de Tránsito Terrestre (DGTT), la Oficina para el Reordenamiento del Transporte (Opret) y el Fondo de Desarrollo del Transporte Terrestre (Fondet). También, el Departamento de Vehículos de Motor de la Dirección de Impuestos Internos, la Oficina Metropolitana de Servicios de Autobuses (OMSA) y el organismo regulador de taxis )CART). Además, los ayuntamientos municipales. Miles de conductores siguen transitando sin licencias de conducir, en vehículos destartalados, sin placas, violando la luz roja del semáforo y estacionado en lugares prohibidos.

 

Pilar Moreno

Periodista de vasta experiencia en el periodismo educativo y político