POR: Aida Trujillo Ricart
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Benito Pérez Galdós, novelista, dramaturgo y articulista español
Una famosa frase suya: «El dinero lo ganan todos aquellos que con paciencia y observación van detrás de los que lo pierden». Este gran escritores uno de mis favoritos, no dejen de leerlo en alguna ocasión. Nacido en el seno de una familia de clase media en Las Palmas de Gran Canaria, el 10 de mayo de 1843, fue hijo de un militar, Sebastián Pérez, que le educó de forma rígida y religiosa, y de Dolores Galdós, que trabajaba para un secretario de la Inquisición. No obstante esto no impidió que entrase en contacto con el liberalismo, erudición que guió los primeros pasos de su carrera política.
Cursó sus estudios en el Instituto de San Agustín, mostrando inclinación por el dibujo caricaturesco y por la literatura. Se graduó bachiller en Artes en el tinerfeño instituto de La Laguna. Por entonces ya colaboraba como articulista en algunas publicaciones de Las Palmas. En 1867 se trasladó a Madrid para estudiar derecho, carrera que dejó para consagrarse a la cultura literaria. Su primera novela, “La sombra”, se publicó en 1870, seguida por “La fontana de oro”.
Dos años más tarde, cuando trabajaba para “La Nación”, emprendió la redacción de los “Episodios Nacionales”, poco después de la muerte de su padre, inspirado en sus relatos pues éste había participado en la guerra contra Napoleón. El gran éxito de la primera serie lo indujo a escribir la segunda, que acabó en 1879, llegando a un total de veinte novelas enlazadas.
Por entonces también escribió “Doña Perfecta” (1876), “La familia de León Roch” (1878). Pérez Galdós dividió su obra entre novelas del primer período y novelas contemporáneas, que inició en 1881, con la publicación de “La desheredada”. Al leer “La taberna”, de Zola, descubrió el naturalismo, lo cual mucho influyó en su manera de redactar. Entonces escribió “Fortunata y Jacinta”, “Miau” y “Tristana”, formando un conjunto en la identidad de personajes y en la descripción del ambiente del Madrid de Isabel II y de la Restauración.
En 1886, el presidente del partido liberal, Sagasta, le nombró diputado de Puerto Rico, cargo que desempeñó hasta 1890. Un año después, coincidiendo con la publicación de una de sus obras más aplaudidas, “Ángel Guerra”, ingresó en 1897, tras un primer intento fallido en 1883, en la Real Academia Española. Aunque fue autor de más de 20 obras dramáticas, apenas alcanzó el triunfo. No le fue concedido el Premio Nobel, acaso por su izquierdismo, ya que en 1907 regresó como republicano al Congreso, y después junto a Pablo Iglesias, fue jefe titular de la «conjunción republicano-socialista».
El éxito teatral más importante lo obtuvo con la presentación de “Electra” (1901), obra polémica que provocó numerosas manifestaciones y protestas por su contenido anticlerical. A finales del XIX vivió en Santander, en donde escribió algunas novelas más: “Realidad” (1892), “La loca de la casa” (1892) y “El abuelo” (1897). Nunca se casó pero tuvo muchos romances, entre ellos con la escritora Emilia Pardo Bazán. En 1912, abandonó la política y sus escritos, aquejado de arteriosclerosis y de una ceguera progresiva. Arruinado y víctima de la enfermedad, falleció el 4 de enero de 1920.

