Oskar Schindler, hedonista que salvó a 1200 judíos (I)
Fue llamado así centenares de veces. Sin embargo, tendríamos que analizar que, aunque en su pasado se comportase de forma licenciosa, realizó, durante la II Guerra Mundial una acción que pocos se atrevieron a realizar.
Para ello, sería bueno que examináramos bien las palabras “ídolo” (“héroe” he leído en alguna parte) y hedonista.
Ídolo o héroe en una palabra mal utilizada y desgastada en este caso que se le asigna incluso a futbolistas que marcan goles en el último momento o a los llamados “famosillos”, cuando es en realidad un gran vocablo que pronunciada de forma poderosa y sosegada puede llenar de sentido una existencia.
Hedonista podría interpretarse no sólo como gozador, sino también como amoral, borracho, seductor y mujeriego. Schindler, de origen alemán, era un empresario durante los peores años del nazismo. Fue un advenedizo, corrupto y corruptor indiscutible, pero lo fue de aquellos que, mediante acciones insensatas, puso en riesgo su vida y haciendas para salvar la de otros.
Nació en Zwittau, Moravia, entonces Imperio Austrohúngaro y hoy República Checa, en el 1908, y era hijo de un vendedor de maquinarias agrícolas, burgueses de ciudad pequeña, que destacó en su capacidad para el engaño. A los 16 años fue expulsado de la escuela técnica a la que acudía, por falsificación del resultado de sus notas. No llegó a graduarse ni acudió a la universidad sino que trabajó para su padre durante algunos años saltando de un empleo a otro, sin conseguir asumir nunca ninguna responsabilidad.
Cuando se casó en 1928 con su esposa Emilie Pelzl, (22 de octubre de 1907 – 5 de octubre de 2001), un año mayor que él, lo hizo por conveniencia pues era hija de un acaudalado granjero.
La pareja ni siquiera se mudó a una casa propia, sino que convivió con los padres de ella. Eran los fustigadores años de entreguerras y la dureza de la vida en una Europa empobrecida, algo más liviana en los Sudetes, obligaron a Schindler a buscar empleo en un banco. Fue, por entonces, cuando engendró un par de hijos con una amante, fue arrestado unas cuantas veces por embriaguez en público y por ser espía de la Abwher, la inteligencia de la Alemania Nazi.
No obstante, Emilie le apoyó y ayudó a salvar las vidas de entre 1.200 y 1.700 judíos durante el Holocausto.
Oskar Schindler, un industrial alemán de los Sudetes, creó la ahora célebre “Lista de Judíos de Schindler”, a quienes proporcionó inmunidad frente a la persecución nazi empleándolos en sus fábricas de esmalte y municiones.
El monumento Yad Vashem de Israel en memoria de las víctimas del Holocausto honró a los Schindler como “Justos entre las Naciones”, por sus arrestos en salvar cientos de vidas judías. La historia de los Schindler inspiró “La lista de Schindler”, una película de 1993 dirigida por Steven Spielberg y ganadora de siete Premios Óscar.