Opinión

Vivencias cotidianas de allí y aqui

Vivencias cotidianas de allí y aqui

La vida es bella, una película sobre la superación de las adversidades
Es, tal vez, la película italiana más reconocida y loada a nivel internacional. El guión, la banda sonora y las interpretaciones de los actores la convierte en inolvidable. Es una obra maestra llena de mensaje, dirigida y protagonizada por Roberto Benigni en 1997.

Está inspirada en la obra “Alla fine ho sconfitto Hitler” de Rubino Romero Salmoni, un superviviente de Auschwitz. La película trata la historia de Guido Orefice, un judío italiano que se muda a Arezzo. Pronto conocerá a Dora, una profesora procedente de una familia acompañada a fin al régimen fascista. Guido hace todo lo posible por conquistar la apareciéndose siempre de forma inesperada y tratando de asombrarla continuamente.

Triunfa el amor entre ambos y tienen un hijo, Giosué, y a Guido la vida le sonríe. Pero la II Guerra Mundial hace que su vida se desmorone y acabaran en un campo de concentración. La vida es bella nos traslada a una Italia sumida en el fascismo y a los horrores de los campos de concentración de una forma diferente.

Guido se hace pasar por un inspector del ministerio que ofrece una charla a los niños sobre el Manifiesto de la raza. Mas lo que desea es llamar la atención de Dora y lo que demuestra la escena es que todos somos iguales.

Él señala su ombligo, sus orejas, etc. Como auténticamente italianos. Los niños, al verlo, lo imitan y ríen. De este modo, logra desmitificar esas diferencias pues él es judío y no presenta nada que lo distinga de los “puramente arios”.

Esta escena nos saca a todos una sonrisa, pero es una sonrisa acre teniendo en cuenta el verdadero significado de esa charla. Guido es un personaje que nos conquista desde el principio: desenfadado, creativo y su lucha por conquistar a Dora nos fascina pues nada lo para, ni siquiera el fascismo.

Su vida y la de su familia se ve traumada por el Holocausto: Guido parte junto a su hijo y su tío hacia un campo de concentración. Dora, al ser italiana, no judía, no está obligada a ir, pero decide marchar espontáneamente para estar junto a su familia. A partir de entonces el film da un giro total.

Pero Guido no pierde la sonrisa ni un momento, trata de luchar por su supervivencia y la de su familia e inventa una historia que evita el sufrimiento del niño tratando de que sea feliz en el infierno.

Sacrifica su seguridad para que él no vea los horrores del campo de concentración, le hace creer que todo es un juego, que son libres y pueden marcharse cuando quieran, pero si aguantan y consiguen ganar mil, puntos tendrán su recompensa.

Hace lo imposible por encontrar a Dora y mandarle señales para que sepa que siguen vivos. Guido no sabe si sobrevivirán ni cuánto tiempo deberán permanecer en el campo más su afán por sobrevivir es más que cualquiera incertidumbre.

El Nacional

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