Opinión

Vivencias de una heroína

Vivencias de una heroína

POR: Domingo Porfirio Rojas Nina
rojasninasc@hotmail.com

 

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En el magistral prólogo a la obra “Vivencias” de Doña Carolina Mainardi viuda Cuello”, (Doña Conina), heroína de la dominicanidad, la libertad, el ingenioso doctor Roberto Cassá, con singular maestría y grandilocuencia, refiere: “Aún sea desde el ángulo de la gratitud y la admiración se hace imperativo desentrañar las acciones de quienes han luchado por la libertad, trayendo la luz sobre estos hoyos negros, objetos del olvido, de las deformaciones y falsificaciones de la cultura oficial.

Doña Carolina de Cuello, expresa el letrado Cassá: “En este libro da un paso responsable en este imperativo, con estas páginas, ella ha atendido, finalmente, la demanda de sus hijos Luis, Leovigildo y Jorge, de legarles el tesoro de su saber sobre los hechos en que participó o de los cuales tubo conocimientos por su esposo el doctor Leovigildo Cuello.

En su libro, doña Conina resalta el sentimiento a la gratitud hacia ciudadanos y ciudadanas de naciones como Venezuela, Cuba, Puerto Rico, que la acogieron en su seno y la protegieron junto a instituciones como la Universidad de Puerto Rico, entre tantos y tantas.
El doctor Leovigildo Cuello, esposo de la heroína, fue embajador y ministro plenipotenciario en Europa hasta la caída del profesor Juan Bosch, renunciando a tan alta investidura a raíz de este infortunado suceso.

Pero acontece que el cheque y los gastos de representación del antiguo cargo se los siguieron enviando, vía Consulado Dominicano en Europa y del Consulado llamaron al doctor Leovigildo y le dijeron: “Aquí tiene usted su cheque de embajador”, y él les contesto, “Ese si que no me pertenece, yo renuncié”.

En visita hecha por los esposos Cuello Mainardi al presidente de la República en 1965, doctor Héctor García Godoy, luego de amenas conversaciones, Leovigildo le dijo: “Llevaré esto, una cantidad de cheques a la Cancillería, pues ese dinero no me pertenece”, y el Presidente lo consideró atendible y muy digno. ¡Cuánta grandeza y rectitud de moralidad! Sustentaba el doctor Cuello, paladín de honestidad, cuya azaña pocos hombres la han proclamado en la República Dominicana.

Y sin parangonarme a tan conspicuo profesional de la medicina y el patriotismo, expreso con humildad que quien esto escribe en 1973, al ser sustituido como sub secretario sin cartera, con asiento en el Palacio Nacional, devolví al ex presidente Balaguer, vía el secretario administrativo, cheques que me envió el ex mandatario y también supo hacerlo con decoro el genial Jorge Martínez Lavandier, ex director general de Aduanas.

Thomas Carlyle dijo: “Un buen libro es la esencia más pura del sentimiento humano”. La obra de la heroína Mainardi Cuello, es un diáfano mensaje a las realidades del espirito hecha nobleza, de su autoría y acrisolado por la vultuosidad para las presentes generaciones tan olvidadizas, indiferentes y desinteresadas para que despiertes del sueño y la debilidades de las potencias.

El Nacional

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