Por: José Antonio Torres
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El lenguaje hablado y escrito puede tener diferentes efectos en el pensamiento. Por tradición, la interacción educativa se basó en la comunicación oral entre docentes y estudiantes, pues tiende a ser más espontánea, posee un ritmo más rápido, es más fugaz y menos estructurada que la sustentada en la comunicación escrita.

La experiencia ha demostrado que el discurso oral puede facilitar el pensamiento crítico y, asimismo, se vuelve un medio más rico social y emocionalmente porque suministra claves no verbales y contextuales como la expresión y el tono de voz.

Por eso la educación presencial siempre será más efectiva que el sistema de a distancia o como se le llama ahora virtual. Sin embargo, una cosa es lo conveniente y otra es la que nos impone la necesidad.

Las funciones asociadas a la presencia docente, si bien pueden ser llevadas a cabo por cualquiera de los participantes de la comunidad educativa, son responsabilidad del profesor.

Porque directamente tiene que ver con el diseño de la experiencia educativa, que incluye la selección, la organización y la presentación inicial de los contenidos del curso, así como de las actividades de aprendizaje y de evaluación.

Todo lo que hemos planteado hasta ahora son conceptos teóricos sobre los dos modelos de educación, que estaban en debate mucho antes de que se conociera de la pandemia del nuevo coronavirus y su secuela, la covid-19.

Sin embargo, en este artículo quiero precisar que cambiar de manera brusca el actual sistema de educación a distancia, que el presidente Luis Abinader y el ministro Roberto Fulcar, han reiterado más de una vez que ha sido el modelo a seguir por otros países de la región, sería un paso hacia atrás en el proceso.

Tendrían los alumnos que volver adaptarse al sistema presencial en medio de un año escolar más que traumático.

Hasta ahora solamente me he referido a los conceptos pedagógicos, sin incurrir en la parte sanitaria que implica llevar miles de muchachos a centros educativos que carecen de las más mínimas condiciones de higienes.

El sólo hecho de que más del 80% de las escuela no tenga agua potable garantizada es un elemento suficiente para decir con responsabilidad. ¡No hay condiciones para volver a las aulas ahora!