Editorial

Zafacón del fracaso

Zafacón del fracaso

 La negociación entre los partidos de la Liberación (PLD) y Revolucionario (PRD) para  resolver  el impasse  suscitado en el Centro de Cómputos de la  Junta Central Electoral (JCE) ha caído en el zafacón del fracaso, como era de esperarse después que  el secretario general peledeísta  afirmara que  el mediador  Agripino Núñez Collado había asumido la posición respecto  al conflicto más cerca del litoral perredeísta.

Aunque  no  anunció formalmente  el fin de su labor  mediadora, monseñor Núñez Collado dijo que la próxima reunión se hará “cuando ambos partidos me avisen de  que están listos para ello”, tras  revelar que han surgido nuevos elementos que alejan la posibilidad de un acuerdo, por lo que  los comisionados requieren consultar a sus respectivas instancias partidarias.

Al concluir  el fallido encuentro  para  resolver  el conflicto en la JCE, el secretario del PLD, Reinaldo Pared Pérez, dijo que su organización respalda  la gestión de mediación que realiza  el representante de la Iglesia Católica, aunque no enmendó su afirmación de la víspera de que Núñez Collado  estaba más cerca del PRD.

A pesar de que ambos partidos  confían plenamente en la labor que realiza Núñez Collado, no parecen  querer ceder en su   exigencia, uno de que  se separe al director de Cómputos de la JCE, Franklin Frías, y el otro de que permanezca en su posición. Por el contrario, en el encuentro  de ayer  afloraron nuevos inconvenientes.

La  discusión entre PLD y PRD por la sustitución o no de un funcionario de la JCE se ha convertido al parecer  en un conflicto mayor que el de la Primavera Arabe, lo que refleja  el pobre nivel de desarrollo   alcanzado por la clase política,  para la que  un  asunto de  simple policía se convierte en un problema mayor que  el que detonó la Segunda Guerra Mundial.

Por lo que se ha dicho y las evidencias  de que  en tres reuniones nada importante ha sucedido, puede decirse que esa negociación oscila entre el fracaso y el punto muerto y que PRD y PLD ofrecen a la nación una deplorable muestra de  cinismo político, al dar la impresión de que dialogan, pero con  los oídos y el entendimiento bloqueados.

Lo mejor sería que  el tema de  la renuncia de Frías, destitución o su permanencia en el cargo quede en manos del Pleno  de la JCE, institución con facultad constitucional para abordarlo, en razón de que los partidos políticos en conflicto parecen no entender  de diálogo ni concertación.

Aun así, todavía prevalece un halo de esperanza de que PRD y PLD  asuman su responsabilidad y en una próxima y no tardía reunión  pongan fin a un conflicto que roza en lo ridículo y que  ya irrita a la población.

El Nacional

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