Luciérnagas

Había una noche en la que hacía mucho calor, por lo que Pedro, Yolanda y sus padres decidieron observar la vida nocturna del campo.

Con una linterna de mano, se internaron los cuatro en el bosque. Yolanda tiene miedo de los mosquitos que silban cerca de sus orejas.
Al borde del camino, toda la familia se siente atraída por un puntito luminoso que brilla como si hubiera caído una estrella del cielo.

-¡Es una luciérnaga! –Exclama el papá de Pedro y Yolanda-. No debemos tocarla, porque al sentir el peligro se apaga.

¿Conoces otros animales fosforescentes?
Los niños abren sus ojos, asombrados ante el animalito.

-Me gustaría –le dice Pedro a Yolanda- ser tan luminoso como ese insecto, eso me evitaría tener que llevar esta linterna.

-¡Y a mí! –Añade Yolanda-, ¡Ya no me daría miedo la oscuridad!
Un poco más lejos, sobre los arbustos, centellean otras lucecitas. Son otro tipo de luciérnagas que salpican los bosques con luces errantes.

Se encienden y apagan de forma intermitente, y entre medias se desplazan de un sitio a otro. ¡Qué difícil es seguirles la pista!