Opinión

El Nuryn Sanlley

El Nuryn Sanlley

El origen de la polémica en torno al anfiteatro Nuryn Sanlley, aunque exacerbado por intereses personales, fue político. No más de un puñado de personas fue que se quejó del uso del aforo, pero la resonancia mediática llegó a ser escandalosa.

Los argumentos que se esgrimieron en respaldo de las quejas llevadas a la prensa, carecen de sentido, y si todavía generan eco, es por el afán de coronar el sinsentido. En efecto, en los veinte meses de funcionamiento que tiene el Nuryn Sanlley, apenas se han presentado 17 eventos artísticos, de los cuales 8 han sido producidos por César Suárez.

A razón de dos horas de duración por cada espectáculo, tiempo promedio que los artistas internacionales se mantienen en tarima, puede afirmarse que el anfiteatro ha estado en operación tan solo 34 horas. Si dividimos esa cantidad entre las que se han acumulado a lo largo de los veinte meses de existencia del Nuryn Sanlley, esto es, entre 14,400 horas, podremos llegar a la conclusión de que su uso efectivo, en términos porcentuales, ha sido de 0.002%.

Siendo así, ¿qué tantas molestias ha podido ocasionar su uso? En mi opinión y en la de muchos otros, el trasfondo de este asunto tuvo, como expresé, ribetes políticos, y ha de suponerse que quedó superado el pasado 15 de mayo con la llegada al Palacio Consistorial de David Collado, quien prometió en campaña transferirle la propiedad del anfiteatro al Ministerio de Cultura.

Sea como fuere, el Nuryn Sanlley no es coto de nadie en particular, sino de todos los munícipes de la ciudad, cuya gran mayoría no coincide con las posturas radicales de los que se han arrogado la vocería de los residentes del sector.

De hecho, la Procuraduría General de Medio Ambiente certificó, con motivo del espectáculo recientemente ofrecido por Paloma San Basilio, que los decibeles estaban muy por debajo de los límites permitidos.

Más aún, ese parque fue originalmente sede de nuestro Zoológico, luego del Quisqueya Park y finalmente de la Feria del Libro, por lo que siempre ha sido concurrido. El Nuryn Sanlley no alberga diez ni cinco ni tres mil personas, sino 1,800 personas, por lo que inhabilitarlo como anfiteatro después de la inversión allí realizada constituiría una decisión torpe que apenas serviría para satisfacer el ego de unos pocos residentes de La Esperilla.

El Nacional

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