Opinión

Martes Santo y la Magdalena

Martes Santo y la Magdalena

Susi Pola

“Aconteció después que Jesús iba por todas las ciudades y aldeas, predicando y anunciando el evangelio del reino de Dios, y los doce con él, y algunas mujeres que había sido sanadas de espíritus malos y de enfermedades: María, que se llamaba Magdalena, de la que había salido siete demonios, Juana, mujer de Chuza, intendente de Herodes, y Susana, y otras muchas que le servían de sus bienes” —Lucas 8:1-3

De acuerdo al evangelio del Martes Santo, María Magdalena era una de las mujeres que acompañaban a Jesús al momento de la Pasión, la primera a quien se le aparece después de resucitado y la que anuncia la resurrección del Señor. Su nombre completo aparece en varias escenas evangélicas: ocupando el primer lugar entre las mujeres que acompañan a Jesús; presente durante la Pasión y al pie de la cruz con la Madre de Jesús; observando cómo sepultan al Señor; llegando antes que Pedro y que Juan al sepulcro la mañana de la Pascua; primera a quien se aparece Jesús resucitado y enviada a ser apóstol de los apóstoles.

Aunque era mujer de grandes cualidades y una discípula relevante y fiel, la han mostrado como una prostituta pecadora, regenerada por la fe en Jesucristo; sin embargo, en ningún lugar del evangelio dice que Magdalena fuera prostituta; ni siquiera que fuera pecadora, sino que los evangelistas Marcos y Lucas, informan en sus respectivos evangelios que Jesús había expulsado de ella «siete demonios».

María Magdalena fue reconocida como mujer de mucha fuerza y prestigio hasta el año 591 de esta era, cuando el Papa Gregorio sugirió en un sermón, la condición de ¨ramera arrepentida¨ de esta mujer apóstol y aunque El Vaticano invalidó sus comentarios en 1969, aún persiste en el imaginario de la feligresía, sin que la iglesia androcéntrica y machista, se interese mucho en desmentirlo.

Personalmente, y sin identificarnos necesariamente con la teoría del escritor Dan Brown que en la novela El Código Da Vinci sugiere a la Magdalena como mucho más que una discípula de Jesús, nunca nos convencieron las acusaciones de “promiscua pecadora arrepentida” contra ella y siempre sospechamos que la doble moral para el género era la responsable de esto, al final, también el apóstol Pedro, por nombrar a uno de ellos, fue un pecador perdonado, sin que la iglesia nos lo recuerde a cada rato.

María Magdalena es modelo a imitar para las mujeres y su mayor presencia en la iglesia, por la fidelidad y la fuerza con que siguió a Jesús, desafiando el hermetismo de la época.

El Nacional

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