Opinión

2014

2014

Por:  Juan Taveras Hernández

juanth04@hotmail.com

En el año 2014 no se acabará el mundo. A menos, por supuesto, que la tan esperada Tercera Guerra Mundial, no sea un hecho. Hace mucho tiempo que la humanidad está luchando contra sí misma construyendo armas letales y destruyendo el planeta que habita.
Frente al computador veo un libro de Joseph E. Stiglitz que dice: “El precio de la desigualdad.

El 1 % de la población tiene lo que el 99 % necesita”. En la contraportada releo: “El 1 % de la población disfruta de las mejores viviendas, la mejor educación, los mejores médicos y el mejor nivel de vida, pero hay una cosa que el dinero no puede comprar: la comprensión de que su destino está ligado a cómo vive el otro 99 %. A lo largo de la historia esto es algo que esa minoría solo ha logrado entender… cuando ya era demasiado tarde.”

Llega entonces a mi mente las palabras del Papa Francisco cuando dijo que con la mitad de los alimentos que se lanza a la basura se puede alimentar a todos los humanos que padecen hambre en el mundo, es decir, a 850 millones de personas, según las Naciones Unidas.
Cada seis segundos un niño muere de hambre en el mundo y más de 868 millones no están debidamente alimentados mientras en algunos países “desarrollados” la obesidad (por exceso de comida, sobretodo chatarra) se ha convertido en un problema que afecta al 15 % de su población.

El 2014 encuentra el mundo con 900 millones de personas sin viviendas seguras de los cuales 700 millones no tienen un techo. Ese déficit habitacional será, en menos de diez años, de mil 700 millones, lo cual significa una verdadera tragedia. En América Latina, el 80 % de su población vivirá en las ciudades, es decir 600 millones, lo que aumentará drásticamente la falta de viviendas que actualmente supera los 52 millones. El mundo sigue siendo “Ancho y Ajeno”, como escribiera el peruano Ciro Alegría en su novela publicada en 1941.

La República Dominicana se encuentradentro de los países más atrasados de América y del mundo. Los niveles de pobreza lejos de disminuir, aumentan, según revela un estudio reciente del economista Miguel Ceara Hatton, aumentando los niveles de delincuencia, criminalidad e inseguridad ciudadana.

El Nacional

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