Muchos factores se conjugaron en la revuelta de abril de 1965, que se inició un día como hoy, pero entre los más determinantes figuran el respeto a la institucionalidad y el rechazo a la corrupción.

Además de la gran crisis económica que golpeaba a la población, los abusos policiales y la impunidad contribuyeron a exacerbar más los ánimos de sectores que nunca aceptaron la interrupción del proceso institucional a través del golpe de Estado de 1963 al presidente Juan Bosch.

La conspiración contra el triunvirato que gobernaba el país, presidido por Donald Reid Cabral, estalló el 24 de abril con la detención de altos jefes militares.

De inmediato el secretario general del PRD, José Francisco Peña Gómez, llamó al pueblo a través del programa Tribuna Democrática, que se transmitía por Radio Comercial, a tomar las calles en apoyo a los militares constitucionalistas. El principal objetivo de la revuelta era el retorno al poder del profesor Bosch, pero la aspiración fue frustrada por la repudiable intervención militar de Estados Unidos.

Los militares constitucionalistas, al frente de los cuales emergió la figura del coronel Francisco Alberto Caamaño Deñó, contaron siempre con el respaldo del pueblo. Siempre que se hable de la revuelta de abril del 65 hay que resaltar el papel del coronel Rafael Tomás Fernández Domínguez como uno de los principales ideólogos de la trama. La insurrección es uno de los grandes acontecimientos históricos del país.