Como es tradicional, los partidos políticos que se someten a procesos de reformas constitucionales para habilitar la reelección presidencial sufren heridas que subyacen en el fondo de su vida institucional y que amenaza la unidad interna.
Por esa razón, en el primer encuentro del Comité Político del PLD tras las elecciones del pasado 15 de mayo, Danilo Medina tendrá que emplear sus mejores artes para sofocar la polvareda política que se ha levantado en el horizonte peledeísta con una serie de interrogantes sobre el futuro del PLD.
La punta de lanza ha sido el ex rector universitario y miembro del Comité Político Franklin Almeyda Rancier, quien ha afirmado que la apabullante victoria electoral de Medina tiene “pies de barro”, por la maltrecha situación institucional en que ha quedado esa organización.
Pero, AlmeydaRancier sólo ha sido la parte visible del iceberg, pues a lo interno del partido oficial se escuchan voces “en baja frecuencia” que expresan su disgusto por la manera como el presidente Medina hace las cosas.
Esas voces no se manifiestan públicamente por la “prudencia proverbial” que caracteriza a los peledeístas o por temor a represalias, debido a la enorme dependencia del aparato público que tiene la dirigencia del partido que fundó Juan Bosch.
Una de las quejas que más se siente ha sido la forma cómo Danilo ha roto el método de toma de decisiones por consenso que instituyó Bosch en el Comité Político y en los organismos de dirección, lo cual evitó que el PLD se desangrara en luchas intestinas, como aconteció con sus antiguos adversarios perredeístas y reformistas.
Por esa razón, AlmeydaRancier ha planteado la vieja tesis de la política europea de la cohabitación intereses contrapuestos, que permita al PLD afrontar los próximos cuatro años en una situación de equilibrio e institucionalidad y que viabilice la gobernabilidad desde la propia acera del oficialismo.
Asumiendo una posición de “cohabitación” política, Danilo puede evitar reeditar los sucesos de la reciente contienda interna peledeísta, en la que algunos asesores tuvieron un peso determinante en las acciones que condujeron a la descarnada lucha interna que pretendía agraviar moralmente a Leonel Fernández.
Atmósfera del lunes
A un mes de haber ganado las elecciones del 15 de mayo, la “luna de miel” por la que ha transitado Medina en sus primeros cuatro años de gobierno parece disiparse, pues para gran parte de la ciudadanía el mandatario ha dejado de ser el político desprovisto de ambiciones, para transformarse en un sagaz “felino” que infiere heridas y avasalla a sus opositores de adentro y de afuera mediante un sinuoso “ajedrez” que remeda las mejores estrategias del pensamiento maquiaveliano.
Ello es motivo para que la atmósfera de la reunión del próximo lunes está preñada de interrogantes y cuestionamientos que vinculan a sectores que medran alrededor de Medina con la “celada” que llevó a la derrota repentina al alcalde del Distrito Nacional, Roberto Salcedo, un hecho inexplicable para un partido como el PLD que no acostumbra “fraccionar” el voto.
En los mentideros políticos se especula sobre el apoyo del mandatario a un extraño pacto de esos sectores con el candidato de la oposición, David Collado, y con grupos empresariales para “quitar del medio” al alcalde Salcedo.
Asimismo, la mayor parte de los senadores y alcaldes que perdieron sus plazas en el interior del país no pertenecían a la parcela política del mandatario.
Hora del diálogo
Si hay una verdad de Perogrullo es la que reza que en política “no te bañarás dos veces en el cauce de un mismo río”. Sin instalarse en su segundo mandato, el escenario de Medina ha empezado a cambiar: tiene una oposición creciente en el Partido Revolucionario Moderno (PRM) y sectores de sociedad civil que no le adversaron en el pasado empiezan a plantear reclamos.
A esos dos factores políticos hay que agregar la asfixiante desesperación de la ciudadanía, harta de paños tibios con el problema de la falta de seguridad ciudadana, la crisis política en Venezuela, principal socio petrolero del país, y el cierre de la “llave financiera” de Brasil, nación que actualmente se encuentra sumida en una extenuante crisis institucional.
Ese escenario, combinado con las primeras fisuras del gobierno con el sector empresarial y una inminente reforma fiscal, han llevado al portavoz oficial, Roberto Rodríguez Marchena, a declarar que “ha llegado la hora de un gran diálogo colectivo”.
Sin embargo, el anuncio de la hermana del mandatario, la diputada Lucía Medina, de aspirar a presidir la Cámara de Diputados, ha planteado sería dudas sobre si Danilo iniciará ese diálogo conciliador en el propio PLD.
La elección de los bufetes directivos del Congreso sería el termómetro de la temperatura de ese diálogo interno, puesto que en los últimos años ha imperado un acuerdo tácito de equilibrio de fuerzas que ha permitido que uno de los hemiciclos sea dirigido por un partidario de Leonel y el otro por un correligionario de Medina.
Si Danilo rompe ese “pacto implícito” y apuesta sus cartas a Lucía Medina o a Mirian Cabral, estaría erosionando el equilibrio, debido a que Reinaldo Pared, Cristina Lizardo y Julio César Valentín son reconocidos “alfiles” suyos en el Senado.
«Será la primera reunión del CP después de las elecciones».